

Un informe de la OCDE y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) reveló que el comercio internacional de productos falsificados alcanza los USD 467 mil millones, lo que representa una economía paralela equivalente al 2,3% del comercio global. En el caso de las importaciones hacia la Unión Europea, esta cifra asciende al 4,7%, evidenciando un fenómeno que ya no puede considerarse marginal.
Basado en datos de incautaciones aduaneras de 2021, el estudio subraya que estos flujos ilegales no solo afectan a las grandes marcas, sino también a pymes que carecen de herramientas efectivas para proteger su propiedad intelectual. Las consecuencias se extienden más allá del plano económico, incluyendo riesgos sanitarios y de seguridad para los consumidores, sobre todo en sectores críticos como el farmacéutico, electrónico y automotor.
Uno de los aspectos más relevantes del informe es la identificación de tácticas emergentes de los falsificadores, como la fragmentación de los envíos en pequeños paquetes, que dificultan la detección en las fronteras. Durante 2020-2021, el 79% de las incautaciones correspondieron a paquetes con menos de diez artículos, muchos de ellos enviados por correo postal o paquetería exprés, que concentran el 75% del total de envíos falsificados detectados.
Las zonas francas aparecen como puntos vulnerables del sistema, al operar bajo esquemas regulatorios más laxos que son aprovechados para el ensamblaje y redireccionamiento de mercancías falsificadas. En paralelo, el auge del comercio electrónico ha permitido que estas redes operen con mayor anonimato, explotando las debilidades en los controles sobre los vendedores y los desafíos en la verificación de última milla.
Estos factores obligan a los operadores logísticos, aduanas y organismos regulatorios a reforzar su coordinación, lo cual incrementa los costos operativos y reduce la eficiencia de las cadenas de suministro.
Los productos más afectados incluyen indumentaria, calzado, artículos de cuero, perfumes, cosméticos, juguetes y electrónicos, los cuales representan más del 70% del total de artículos falsificados. Geográficamente, China y Hong Kong siguen liderando como orígenes principales, pero Turquía, Líbano y países de América Latina como México, Brasil y Panamá han ganado protagonismo como puntos de tránsito o ensamblaje.
En cuanto a destinos, la Unión Europea y Estados Unidos encabezan la lista. Solo en 2021, la UE recibió productos falsificados por un valor estimado de USD 117 mil millones, siendo Alemania, Bélgica y Francia los principales países receptores.
Frente a este escenario, la OCDE insta a reforzar la cooperación internacional, establecer acuerdos con plataformas digitales, empresas de transporte y servicios postales, e implementar sistemas de trazabilidad más robustos. Se destaca el papel del portal europeo de aplicación de derechos de propiedad intelectual (IPEP) como herramienta de coordinación entre aduanas y titulares de marcas.
El comercio ilegal no solo socava la equidad económica, sino que también compromete la seguridad y sostenibilidad del sistema logístico global.
Redacción por DataPortuaria
Fuente: MovantConnection