

La administración del presidente Donald Trump ha implementado nuevos aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá, además de incrementar del 10% al 20% los gravámenes sobre productos chinos. Estas medidas, que entraron en vigor el 4 de marzo de 2025, han provocado respuestas inmediatas de los gobiernos afectados y elevan el riesgo de una escalada en la guerra comercial.
En respuesta, China anunció la imposición de aranceles de 10% y 15% sobre productos agropecuarios estadounidenses como pollo, trigo, maíz, soja y carne de cerdo, con vigencia a partir del 10 de marzo. Canadá, por su parte, aplicará aranceles del 25% a productos estadounidenses, calificando la medida como "injustificada". México aún evalúa posibles represalias, pero fuentes oficiales indicaron que el gobierno mexicano buscará resolver el conflicto mediante negociaciones con Washington.
Los mercados financieros reaccionaron negativamente. En Estados Unidos, el Dow Jones y el S&P 500 registraron caídas del 1,8% y 2,1%, respectivamente, mientras que en Asia, el Nikkei perdió más del 2% en la apertura del martes. Economistas advierten que los aranceles podrían reducir el PIB estadounidense en un 0,1%, afectando sectores clave como el automotriz y el de materiales de construcción.
El sector manufacturero también se verá impactado, ya que muchas empresas dependen de componentes importados desde México y China para ensamblar productos en Estados Unidos. En el sector automotriz, por ejemplo, se estima que el precio de los vehículos ensamblados con autopartes extranjeras podría aumentar entre 3% y 5% en los próximos meses.
El presidente Trump justificó la medida señalando que Canadá y México no han tomado suficientes acciones para frenar el tráfico de fentanilo y alentó a las empresas extranjeras a trasladar su producción a Estados Unidos para evitar los nuevos gravámenes. En el caso de China, argumentó que el incremento de aranceles responde a prácticas comerciales desleales y al subsidio estatal a industrias estratégicas, lo que afecta la competitividad de las empresas estadounidenses.
Las tensiones comerciales continúan en aumento, con el riesgo de que estas disputas se extiendan a otros sectores estratégicos de la economía global. Analistas advierten que si las negociaciones no logran frenar la escalada de aranceles, el comercio internacional podría enfrentar una desaceleración significativa en los próximos meses.
Fuente: Infobae.