Tras más de 18 meses de estabilidad, la semana pasada el primer ministro de Italia, Mario Draghi, le presentó formalmente su renuncia al presidente Sergio Mattarella, quien decidió llamar a elecciones anticipadas.
Draghi, ex presidente del Banco Central Europeo, había asumido como primer ministro italiano en febrero de 2021. Se encargó de liderar a su país durante la pandemia del coronavirus e incluso revitalizó el papel de Italia en el escenario internacional.
Sin embargo, decidió dar un paso al costado luego de que el Movimiento 5 Estrellas, que formaba parte de la coalición oficialista, le retirara su apoyo por una disputa sobre las ayudas económicas a los italianos para enfrentar la alta inflación.
En un principio, Draghi presentó su renuncia, pero Mattarella se la rechazó, pidiéndole que resuelva el conflicto en el Parlamento. Sin embargo, tan solo una semana después de ese hecho, Draghi se presentó en el Senado y no solo fue recibió nuevamente el rechazo del Movimiento 5 Estrellas, sino que otros dos partidos de derecha también le quitaron su apoyo.
Ante esta situación, Mattarella disolvió el gobierno y ordenó que se celebren elecciones anticipadas el 25 de septiembre de 2022, varios meses antes de la fecha oficial pautada para marzo de 2023.
En diálogo con Data Portuaria, Nicolás Fuster, analista internacional, consideró que “la caída de Draghi es una sorpresa. Cayó por diversos motivos: la chispa fue la decisión del partido 5 Estrellas de retirarse del Senado ante un voto importante para el gobierno, en un mensaje político que Draghi no ignoró”.
En este sentido, explicó que “Draghi, que es un hombre que respeta las instituciones, le propuso al Parlamento re-escribir el contrato que unía a la mayoría. Pero ante esta situación, la Lega eligió aprovechar la situación y, en lugar de mostrarse como un partido responsable ante la emergencia, dio la estocada final. Entonces se puede decir que la crisis fue abierta por el M5S y su líder, Giuseppe Conte, y completada por la Lega y su líder, Matteo Salvini. La real sorpresa fue que Forza Italia, el partido de centro-derecha de la coalición de derecha, liderado por Berlusconi, eligió seguir a la Lega. Estos tres partidos y sus líderes se declararon varias veces, abiertamente, a favor de Vladimir Putin. La crisis remueve a Draghi, férreo defensor de Ucrania, su integridad territorial y su candidatura a la Unión Europea”.
“La otra parte de la explicación es que estos tres partidos están perdiendo consensos en las encuestas, y las elecciones municipales y regionales los ven cada vez más reducidos. De esta manera, abrir la crisis de gobierno ahora es una manera de detener la hemorragia y, a la luz del próximo Parlamento, asegurarse un espacio menos limitado”, agregó.
Una de las grandes cuestiones es por qué, a menos de un año para las elecciones generales, el presidente Mattarella decidió adelantar los comicios en vez de buscar a un nuevo líder que formara gobierno.
Respecto a esta cuestión, Fuster consideró que “Mattarella hizo eso en el pasado, en esta misma legislatura. Ante la caída de Draghi, es imposible conseguir otro Primer Ministro encargado que obtenga una mayoría similar. A la luz de la remoción del italiano más estimado y competente, los partidos no tendrán una especial predisposición para volver a trabajar juntos. Mattarella, que sabe leer muy bien la situación política, entendió que, a menos de un año de las elecciones, en este caso lo mejor para las instituciones era disolver las cámaras”.
De cara a las nuevas elecciones, hay varios partidos que parten como candidatos para obtener la mayoría parlamentaria, aunque el entrevistado explicó que “en los sistemas parlamentarios es muy difícil hablar de candidatos, al menos no se puede hablar de ellos como en los sistemas presidencialistas”.
En este sentido, Fuster consideró que “actualmente, los partidos con mayor consenso según las encuestas son Fratelli d’Italia (“Hermanos de Italia”), un partido de ultraderecha liderado por Giorgia Meloni, y el PD, socialdemócrata, liderado por Enrico Letta. Cualquiera de ellos, aunque saque la mayoría de los votos, no sería la mayoría absoluta, es decir que debería formar alianzas para gobernar.
“Por un lado, en la coalición de derecha, compuesta por Fratelli d’Italia, Lega y Forza Italia, los dos últimos de los tres partidos apoyaban a Draghi, pero son vistos como irresponsables por abrir la crisis, de hecho, Forza Italia perdió a sus tres ministros, que ven que su viejo partido se convirtió en un pilar de la derecha radical. Por el otro, el PD está ante la disyuntiva de seguir aferrándose al M5S, cosa que es cada vez más difícil luego de la caída del gobierno de Draghi, o mirar hacia el centro, el llamado “polo reformista”, junto con partidos como Italia Viva, del expremier Matteo Renzi, o Azione. Es muy probable que las elecciones se diriman entre quienes apoyaban la continuidad de Draghi y quienes la rechazaban”, agregó.
