Tras varias semanas de presión, Renault anunció que suspende temporalmente sus operaciones en Rusia, en donde ensamblaba tres de sus modelos, Captur, Duster y Arkana, así como el Terrano de sus socios de Nissan.
El fabricante francés de automóviles había sido muy criticado por no haber detenido sus operaciones en territorio ruso para condenar la invasión de Ucrania. Así, mientras que el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, pidió un boicot mundial contra Renault, el presidente Volodímir Zelenski, acusó a la empresa de financiar la guerra.
Esta semana, a través de un comunicado, la empresa informó que “el Grupo Renault recuerda que ya aplica las medidas necesarias para cumplir con las sanciones internacionales”.
Para Renault, Rusia es su segundo mercado solo por detrás de Francia y, el año pasado, vendió allí el 18% de sus vehículos y representó el 10 % de su facturación. Se estima que la compañía recibe el 8% de sus ingresos básicos de Rusia y que tiene activos en Moscú que rondan los US$ 2.420 millones.
Debido a esta suspensión, el grupo automovilístico reconoció que “se ve obligado a revisar sus perspectivas financieras para 2022″, bajando el margen operacional del 4% al 3%.
