Kristalina Georgieva, directora del FMI, mostró ayer su preocupación para el futuro de la economía global debido a la guerra en Ucrania y las sanciones económicas contra Rusia.
Georgieva consideró que el actual panorama está provocando una contracción en el comercio mundial, elevando considerablemente los precios de los alimentos y la energía.
En enero, como consecuencia de la pandemia del coronavirus, el aumento de la inflación, las interrupciones en el suministro y el endurecimiento monetario de Estados Unidos, el FMI proyectó que el crecimiento económico mundial alcanzaría el 4,4% este año, una rebaja de 0,5 puntos porcentuales.
Sin embargo, Georgieva explicó que las cifras podrían empeorar de cara al próximo informe del FMI pautado para mediados de abril. En este sentido, pronosticó una “profunda recesión” en Rusia y dijo que el incumplimiento de su deuda ya no se consideraba “improbable”.
Más allá de las señales de alarma, la máxima dirigente del FMI dijo que aún esperaba “una trayectoria positiva” para la economía mundial, aunque la duración de la guerra jugará un papel crucial para determinar el crecimiento.
En este sentido, les dijo a los periodistas que China tenía más espacio político para amortiguar el impacto de la guerra, si bien podría resultarle difícil alcanzar su objetivo de crecimiento del 5,5%.
De todas formas, la dirigente no fue tan positiva con su perspectiva para otras regiones y consideró que podría haber graves consecuencias para América Latina, el Caribe, algunos países del Medio Oriente y muchos de África.
