La estadística oficial al cierre de 2025 confirma una paradoja estructural para la pesquería de merluza común (Merluccius hubbsi): mientras que los volúmenes de captura calcan prácticamente los registros del año anterior, la viabilidad económica de las empresas se ha visto severamente degradada. Al 16 de diciembre, los desembarques totalizaron 306.548 toneladas, una diferencia de apenas el 1,4% respecto a las 310.997 toneladas consolidadas en 2024.

Te puede interesar: Merluza 2026: la CTMFM fijó cuotas y vedas en la Zona Común de Pesca

A pesar de esta estabilidad productiva, el escenario para la flota fresquera y las plantas de procesado en tierra es crítico. Con un precio de referencia en boca de bodega estancado en torno a los $850 por kilo, el sector ha quedado atrapado entre valores de venta "planchados" y una estructura de costos que, en el último ciclo, registró incrementos cercanos al 42%.

Esta compresión de márgenes ha pulverizado la capacidad financiera de las compañías, afectando no solo la utilidad neta, sino también la reinversión en el activo fijo. El excedente que anteriormente financiaba el mantenimiento preventivo, las varadas en astilleros y la modernización de unidades, hoy ha desaparecido. Como consecuencia, muchas empresas han optado por estrategias defensivas que incluyen la transferencia de permisos de pesca o, en casos más graves, la inactividad prolongada de buques.

Te puede interesar: Milla 12 bajo la lupa: El muro de barcos que frena la temporada de pesca en Chubut

En el mercado externo, la situación no ofrece alivio. El precio promedio del mix de exportación se ubica en USD 2.530 por tonelada, un techo que el mercado internacional no convalida perforar al alza. Esta realidad ensancha la brecha competitiva frente a la flota congeladora, que posee una estructura operativa menos intensiva en mano de obra y más resiliente ante los vaivenes cambiarios.

Redacción por dataPORTUARIA