El ciclo agrícola 2025/26 se perfila como un hito en la historia agroindustrial argentina. Tras un inicio de año marcado por la incertidumbre climática, los relevamientos más recientes confirman que la cosecha de trigo ha superado las previsiones más optimistas, consolidando un volumen productivo que tracciona al alza las expectativas para el resto de los cultivos extensivos.

Según datos cruzados de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y la Bolsa de Cereales, las estimaciones de producción han experimentado un ajuste positivo constante. Si bien a mediados de septiembre se proyectaba una zafra cercana a los 20 millones de toneladas, el avance de la recolección —que ya cubre más del 70% del área sembrada— ha obligado a recalibrar las cifras. Actualmente, ambas entidades sitúan la producción triguera por encima de las 27 millones de toneladas, con margen para nuevos ajustes alcistas.

Esta tendencia es ratificada por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGYP). En su última actualización de diciembre, el organismo oficial elevó su cálculo a 26,8 millones de toneladas, validando el escenario de récord productivo.

Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario

El salto cuantitativo en los rendimientos responde a una alineación de variables ambientales y de manejo técnico. Especialistas de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) destacan que, tras una sequía severa a comienzos de 2025, el régimen pluvial se revirtió drásticamente durante el otoño y el invierno. Regiones productivas clave, como el norte de Buenos Aires, recibieron precipitaciones muy superiores a la media histórica, asegurando reservas hídricas críticas para el desarrollo del cereal.

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A la disponibilidad de agua se sumaron temperaturas frescas y altos índices de heliofanía durante la etapa de llenado de grano, condiciones que maximizaron el peso hectolítrico y minimizaron la incidencia de enfermedades fúngicas, pese a la alta humedad. Asimismo, el sector productor jugó un rol determinante mediante una inversión en fertilización, aprovechando la ventana de oportunidad para potenciar los rindes en un contexto de precios internacionales que demandaba alta productividad para asegurar la rentabilidad.

Los relevamientos de campo indican promedios de rendimiento de 55 quintales por hectárea en lotes que históricamente presentaban menor aptitud, con picos que superan los 100 quintales en zonas núcleo.

El éxito del trigo funciona como preámbulo para lo que se anticipa como una campaña gruesa histórica. Las proyecciones integrales sugieren que la producción total de granos en Argentina podría superar la barrera de las 150 millones de toneladas, superando el récord de la campaña 2018/19.

En particular, el maíz se posiciona como el próximo protagonista. Con una siembra que abarcó 9,2 millones de hectáreas —la segunda mayor superficie registrada—, se espera que la producción del cereal supere los 60 millones de toneladas. Los primeros indicadores de rendimiento sugieren pisos superiores a los 80 quintales por hectárea, impulsados por siembras tempranas que capitalizaron la recarga de los perfiles de suelo.

Redacción por dataPORTUARIA