El buffel grass (Cenchrus ciliaris L.) es una gramínea perenne que ha captado la atención de los investigadores del INTA Quines, en San Luis. Esta planta de origen africano, presenta una adaptación natural a regiones áridas y semiáridas, donde las lluvias son escasas y los suelos suelen estar degradados.
Su implementación no busca desplazar al pastizal natural, sino actuar como una herramienta de recuperación en áreas críticas. Según los técnicos, una implantación exitosa puede alcanzar una producción de hasta 3.000 kilos de materia seca por hectárea.
El equipo del INTA recomienda iniciar la siembra al comienzo de la temporada de lluvias. El proceso sugerido requiere un desmonte inicial selectivo, con uso de rolo y cajón sembrador, para la siembra de la semilla por una capa fina de suelo. En términos de requerimientos del insumo, se estiman entre 7 y 8 kilos de semilla por hectárea.
Héctor Andrada, investigador de la Agencia de Extensión Rural del INTA Quines, comenta que el éxito no depende solo de la siembra, sino de la planificación de la misma. El uso de pastoreo rotativo y cargas moderadas es fundamental para que la planta pueda semillar, garantizando así su persistencia en el tiempo.

"El buffel grass es parte de una estrategia de planificación a largo plazo. Integrado con el pastizal natural, fortalece la resiliencia de los sistemas ganaderos puntanos", remarcó Andrada. Esta gramínea se perfila así como una alternativa a considerar para mantener la productividad ganadera frente a desafíos climáticos y la degradación de los suelos en la región central del país.
Redacción por dataPORTUARIA