En un escenario donde la inserción internacional de Argentina muestra signos de estancamiento, la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) dio a conocer su Estrategia Nacional Exportadora (ENE) 2025. El documento no solo propone una hoja de ruta técnica con más de 240 medidas, sino que plantea fundamentalmente la urgencia de una reforma en la percepción pública y política del sector. Según el presidente de la entidad, Fernando Landa, es imperativo que la actividad exportadora sea valorada como un motor de desarrollo federal y creación de empleo, abandonando la visión reduccionista que la sitúa meramente como una herramienta para la generación de divisas o una solución de financiamiento fiscal de corto plazo.
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El diagnóstico que fundamenta esta estrategia revela una realidad compleja: la participación argentina en las exportaciones globales se sitúa en un magro 0,33%, con una base de apenas 9.300 empresas exportadoras que no ha logrado expandirse en la última década. Esta cifra posiciona al país en niveles similares a los de Chile o Perú, aunque con una proporción de Pymes exportadoras significativamente menor a la de naciones con menor grado de desarrollo. Landa subrayó que, mientras países como Australia o Canadá superan los u$s 14.000 en exportaciones per cápita, Argentina apenas alcanza los u$s 1.500, evidenciando un techo estructural que la ENE busca perforar mediante la mejora de la competitividad y la confiabilidad.

Para el cierre del año 2025, la entidad estima que las ventas externas alcanzarán los u$s 84.295 millones, la segunda cifra más alta del último lustro. Sin embargo, el informe advierte que este desempeño se explica mayormente por factores coyunturales, como el aumento de envíos de porotos de soja a China, el contexto global del mercado del trigo y el crecimiento de la producción petrolera. Frente a esta dependencia de variables externas, la CERA propone un camino hacia la "normalización estructural" que ataque directamente las disparidades que hoy presenta Argentina frente al mundo.
Entre las prioridades para el bienio 2026, se destaca la necesidad de eliminar la liquidación obligatoria de divisas, una intervención estatal en la cartera de las empresas que solo se observa en países como Pakistán o Libia. Asimismo, el plan enfatiza la urgencia de suprimir los derechos de exportación, un tributo inexistente para la mayoría de los competidores internacionales, y regularizar la deuda que el Estado mantiene con los exportadores en materia de IVA y Reintegros, cuya dilación afecta severamente el capital de trabajo de las compañías.
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La estrategia también pone el foco en los cuellos de botella que afectan la operatividad nacional. Landa remarcó que dos tercios de las propuestas presentadas originalmente en 2023 siguen pendientes, incluyendo la demorada licitación de la Vía Navegable Troncal, que continúa bajo gestión precaria desde 2021. A esto se suma el deterioro de más del 70% de la red vial nacional y la parálisis en proyectos de transporte multimodal y pasos fronterizos, factores que diluyen los beneficios de innovaciones como la circulación de bitrenes.
La implementación plena de la Estrategia Nacional Exportadora podría, según las estimaciones de la cámara, sumar u$s 15.760 millones adicionales para el cambio de década, permitiendo que el volumen total exportado ascienda a los u$s 142.442 millones en 2030. Esta meta representaría un incremento del 70% respecto a los valores actuales, consolidando a la exportación como el verdadero eje del desarrollo económico argentino
Redacción por dataPORTUARIA