El lanzamiento formal del Decenio para el Transporte Sostenible (2026-2035) por parte de las Naciones Unidas consolida una nueva perspectiva global: el transporte ha trascendido su función de soporte operativo para posicionarse como un eje estratégico que determinará la resiliencia y la sostenibilidad de las economías mundiales.

Este cambio de paradigma se hizo evidente con una declaración conjunta de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la Presidencia de la COP30 y el Gobierno de Brasil. El documento enfatiza el rol insustituible del transporte por carretera como el principal soporte para el flujo de mercancías entre puertos, centros productivos y fronteras. En este sentido, la transformación de la infraestructura y las operaciones viales es vista como indispensable para alcanzar las metas climáticas y logísticas de la próxima década.

El plan de acción del Decenio se articula en torno a seis pilares estratégicos que buscan integrar sostenibilidad, seguridad y desarrollo tecnológico:

1. Acceso equitativo.

2. Descarbonización y acceso a energías limpias.

3. Eficiencia logística.

4. Movilidad urbana centrada en las personas.

5. Transporte seguro y limpio.

6. Ciencia, tecnología e innovación.

Para el sector logístico, el tercer pilar, eficiencia logística, es crucial. Implica la integración de la digitalización, la mejora de la productividad y la sostenibilidad dentro de un mismo esquema de planificación. ¿Cómo lograr que el movimiento de carga sea más rápido y al mismo tiempo menos contaminante?

Instrumentos y cooperación internacional

Para asegurar la ejecución de estos objetivos, el plan de la ONU demanda la ratificación y plena implementación de convenios clave de transporte. Destaca, en particular, el Convenio TIR, una herramienta esencial para agilizar y transparentar los procesos de transporte internacional de mercancías a través de las fronteras.

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La iniciativa promueve la neutralidad tecnológica y la innovación sostenible como motores para reducir los costos operativos, los tiempos de tránsito y las emisiones. El secretario general de la IRU, Umberto de Pretto, subrayó que el desafío inmediato es traducir estos compromisos políticos en acciones concretas mediante una sólida articulación entre el sector público y privado.

El caso de Brasil es ilustrativo, con el avance en la ratificación del Convenio TIR y la firma de un memorando de entendimiento con la IRU para desarrollar planes conjuntos en áreas como sostenibilidad, seguridad vial y procesos transfronterizos. A escala regional, proyectos como el Corredor Bioceánico se alinean con la meta de desarrollar corredores de transporte sostenibles que potencien la integración económica y mitiguen los impactos ambientales.

Redacción por dataPORTUARIA