El comercio marítimo continúa siendo el pilar del intercambio global en términos de volumen, con los puertos posicionados como nodos críticos que conectan las redes marítimas con el interior, conformando sistemas de transporte multimodal. Sin embargo, la funcionalidad de estos centros logísticos se encuentra cada vez más comprometida por una matriz diversa de riesgos. Según Alexander Eslava, las amenazas contemporáneas incluyen conflictos geopolíticos, condiciones climáticas adversas, la alteración de patrones comerciales y, de manera emergente, el ciberterrorismo y las enfermedades infecciosas.
El consultor destaca que cualquier interrupción en la Cadena de Suministro Marítima (CSM), las Cadenas Globales de Suministro de Carga (CGSC) o la Cadena Global de Valor (CGV) genera efectos adversos con vastas consecuencias para la economía mundial.

La resiliencia logístico-portuaria se define precisamente como la capacidad del sistema para afrontar choques, absorber interrupciones, recuperarse con celeridad y restaurar las operaciones a un nivel superior al inicial, adaptándose a circunstancias cambiantes.
Dos ejemplos recientes ilustran la complejidad de las interrupciones:
La Pandemia de COVID-19: Representó una disrupción de inicio lento con duración prolongada, efectos en cascada e incertidumbre. El cierre de un terminal de contenedores en el puerto chino de Ningbo-Zhoushan, por un único caso de COVID-19, desencadenó una significativa congestión portuaria y el aumento de los costos de envío global. Se estima que el comercio marítimo mundial sufrió una disminución del 3,8% en 2020 debido a la crisis sanitaria.
El Bloqueo del Canal de Suez (MV Ever Given): Fue una interrupción de inicio repentino con repercusiones inmediatas y a corto plazo. El encallamiento del buque en marzo de 2021 bloqueó el paso de aproximadamente el 12% del comercio mundial, lo que supuso una retención diaria de unos 9.600 millones de dólares en comercio. Este incidente expuso la extrema vulnerabilidad de los puntos de tránsito críticos.
Ante este panorama, la resiliencia ha pasado de ser un concepto teórico a un imperativo de sostenibilidad. Eslava identifica varias iniciativas internacionales enfocadas en proteger la infraestructura crítica portuaria:
Estados Unidos: La Administración Biden-Harris introdujo en 2023 el Centro de Resiliencia de la Cadena de Suministro (CRCS) para analizar vulnerabilidades y planificar escenarios frente a amenazas como el Cambio Climático Global (CCG). Asimismo, el Puerto de San Francisco implementó el Programa de Resiliencia Costera para desarrollar defensas contra inundaciones y gestionar el aumento del nivel del mar.
Singapur: El puerto se posiciona como líder mediante la digitalización avanzada y la automatización, con el desarrollo del Sistema de Gestión de Tráfico de Buques de Próxima Generación, buscando ser una instalación resiliente del futuro.
Oriente Medio: Arabia Saudita lanzó la Iniciativa Global de Resiliencia de la Cadena de Suministro (IGRCS) en 2022, enfocada en modernizar procesos con servicios electrónicos integrados, optimizando el acceso y el despacho de aduanas. Por su parte, el Puerto de Sohar en Omán implementó una evaluación climática para mejorar su preparación ante ciclones tropicales.
La experiencia de disrupciones pasadas, como el terremoto de Japón en 2011, demostró la necesidad de cadenas de suministro más robustas. La resiliencia, en este contexto, no solo busca la capacidad de absorber impactos, sino de mantener la funcionalidad y recuperar rápidamente las operaciones logísticas.
La colaboración entre el sector público y privado, junto con la inversión en tecnología y planificación de riesgos, será el factor determinante para la estabilidad económica nacional y global.
Redacción por dataPORTUARIA