El sistema portuario uruguayo cierra el 2025 enfrentando una tormenta perfecta. Tras un año signado por la conflictividad gremial y el desvío de cargas hacia Buenos Aires, una nueva problemática estructural enciende las alarmas en la Administración Nacional de Puertos (ANP): su capacidad de mantenimiento de las vías navegables se encuentra en niveles críticos.
Según un informe técnico interno elaborado por la gerencia de Dragado del organismo, actualmente el 70% de la flota de dragado se encuentra fuera de servicio. El documento, firmado por el ingeniero naval Manuel Ferrer y el contador John Parodi, expone un diagnóstico severo: apenas el 30% de los equipos está operativo, limitando drásticamente la capacidad de respuesta ante la sedimentación natural de los canales.
El deterioro de la flota no responde a un evento aislado, sino a una acumulación de factores estructurales y de gestión. El reporte detalla que la inactividad de las embarcaciones se debe a atrasos en el mantenimiento, vencimiento de certificados obligatorios exigidos por la Prefectura Nacional Naval, problemas de corrosión en los cascos y una escasa planificación de varadas en los ejercicios anteriores.

A esto se suma la dificultad para conseguir repuestos críticos y la limitada disponibilidad de diques para realizar las reparaciones de gran envergadura. Esta coyuntura pone en riesgo directo la operatividad del Puerto de Montevideo y otras terminales fluviales, ya que el dragado constante es la única garantía para que los buques de gran porte puedan ingresar y operar con seguridad en los muelles.
La crisis de la flota estalla en un momento donde la discusión política gira en torno a la expansión. Diversos actores, como el senador Jorge Gandini y el presidente del directorio del Partido Nacional, Álvaro Delgado, han insistido en la necesidad de llevar el canal de acceso a 14 metros de profundidad.
El objetivo de esta obra es sostener la competitividad frente a terminales vecinas, como el puerto brasileño de Río Grande —que ya opera con 16 metros— y el puerto de Buenos Aires. Sin embargo, la realidad técnica actual plantea una paradoja: mientras se proyecta una mayor profundidad, la infraestructura existente lucha por mantener las cotas actuales. "Para nosotros es absolutamente importante avanzar cuanto antes", sostuvo Delgado, recordando los compromisos bilaterales asumidos con Argentina.
Este escenario de fragilidad técnica se suma a un 2025 complejo en materia laboral. Durante octubre y noviembre, la actividad en Montevideo se vio paralizada por un extenso conflicto entre la terminal Cuenca del Plata (TCP) y los sindicatos, a raíz de la implementación de nuevas tecnologías.
Las medidas de fuerza provocaron que nueve buques portacontenedores y una decena de cruceros antárticos cancelaran sus escalas, derivando operaciones hacia puertos argentinos y generando pérdidas estimadas en 60 millones de dólares solo en la primera semana de paro. Si bien se alcanzó una tregua a fines de octubre, la tensión se reactivó en noviembre, dejando en evidencia la vulnerabilidad de la cadena logística uruguaya ante factores tanto humanos como técnicos.
Redacción por dataPORTUARIA