La Subsecretaría de Producción Agropecuaria y Forestal del Ministerio de Economía otorgó recientemente nuevas certificaciones de "Bioproducto Argentino" a cinco innovadores desarrollos. Estos reconocimientos se enmarcan en una iniciativa que busca destacar productos con un origen predominantemente biobasado, promoviendo así la sostenibilidad y la economía circular en diversas industrias del país.

La Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) ha sido distinguida con dos certificaciones por desarrollos de la Doctora Mercedes Peltzer. El primero es el de "Etiquetas inteligentes a base de gránulos de kéfir y residuos de yerba mate". Estas etiquetas tienen la capacidad de monitorear el estado de productos alimenticios mediante un cambio de coloración que indica variaciones en el pH del alimento. Su composición natural garantiza la biodegradabilidad, y el contenido de material biobasado no debe ser inferior al 92%. El segundo desarrollo de la UNQ consiste en "Películas de levadura residual cervecera". Este biopolímero busca ofrecer una alternativa ecológica al plástico convencional. Sus aplicaciones incluyen la protección de cultivos al limitar la evaporación de humedad del suelo. También son aptas para la producción hidropónica. Estas películas deben contener un mínimo del 83% de material biobasado.
En la misma línea de las etiquetas inteligentes, se reconoce al "Bioetiqueta sensor colorimétrico de pH". Este proyecto es fruto del trabajo de las Doctoras Marina Verónica Gutiérrez, de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), y Graciela Corbino, del INTA San Pedro. La bioetiqueta se basa en antocianinas incrustadas en una matriz de polímero de almidón, lo que le permite virar de color ante cambios de pH en alimentos frescos. Entre sus ventajas, se destaca el aprovechamiento de descartes agroindustriales y un bajo costo de elaboración. Este producto garantiza un 100% de material biobasado.

El sector de la construcción también se beneficia de estos avances. Se certifica el "Panel para construcción de cartón, sustrato y micelio", desarrollado por la Doctora Natalia Fernández en colaboración con el Centro Experimental de la Vivienda Económica (CCT CONICET NOA Sur y Asociación de Vivienda Económica). Este trabajo surgió de la investigación de alternativas a los plásticos convencionales, utilizando biopolímeros fúngicos obtenidos del cultivo de micelio de hongos. El resultado son placas resistentes, livianas y con excelente aislación térmica. Este panel debe contener un 100% de material biobasado. Finalmente, se distinguen las "Placas con cáscara de maní", una investigación de la Doctora Mariana Pilar Gatani, del Centro de Investigaciones y Transferencia de Villa María y el CCT CONICET NOA Sur. Este desarrollo busca reutilizar descartes agroindustriales y ofrecer un material con menor impacto ambiental. Estas placas deben contener un mínimo del 90% de material biobasado.
Redacción por dataPORTUARIA