Las relaciones comerciales entre Berna y Washington atraviesan horas de incertidumbre comunicacional. Suiza anticipó que la esperada reducción de los aranceles estadounidenses sobre sus productos se aplicaría de manera retroactiva a la fecha del acuerdo preliminar, alcanzado el mes pasado. Sin embargo, la declaración oficial fue retirada poco después de los portales gubernamentales, dejando en suspenso las condiciones exactas de la implementación.
El eje del conflicto radica en la validación del pacto sellado el pasado 14 de noviembre, mediante el cual Estados Unidos se comprometió a disminuir los gravámenes sobre las importaciones suizas, bajándolos de un prohibitivo 39% a un 15%.
La corrección arancelaria no es unilateral. Como contrapartida a la flexibilización aduanera norteamericana, las empresas suizas asumieron el compromiso de inyectar 200.000 millones de dólares en inversiones directas en territorio estadounidense antes de finales de 2028.
El origen de estas barreras se remonta a agosto, cuando el presidente Donald Trump impuso las tarifas más altas aplicadas a un país europeo durante su administración, justificando la medida en el abultado déficit comercial que EE.UU. mantiene con la nación alpina.
Aunque un portavoz del ministerio de economía suizo declaró no poder confirmar la vigencia del comunicado borrado, el texto original indicaba explícitamente: "La normativa sobre derechos de importación... entrará en vigor retroactivamente el 14 de noviembre de 2025".
Los datos macroeconómicos respaldan la postura proteccionista de la Casa Blanca. Según cifras de la Oficina del Censo de Estados Unidos, Suiza registró un superávit comercial de bienes de 38.300 millones de dólares en 2024.
Esta brecha se amplió drásticamente en 2025, alcanzando los 55.700 millones de dólares solo hasta julio. Este salto responde a un comportamiento precautorio del mercado: los importadores estadounidenses adelantaron compras masivas de productos suizos durante el primer trimestre, anticipándose a los aranceles "recíprocos" que Trump finalmente impuso a inicios de abril.
Para los grupos industriales suizos, la ratificación de este acuerdo es vital para recuperar competitividad. La reducción al 15% los colocaría nuevamente en igualdad de condiciones ("level playing field") con sus competidores de la Unión Europea, bloque que ya ha acordado una tasa arancelaria idéntica para sus exportaciones hacia el mercado norteamericano.
La comunidad empresarial aguarda ahora una clarificación oficial que despeje las dudas sobre la fecha de vigencia, un detalle financiero no menor dado el volumen de comercio afectado diariamente por la actual tasa del 39%.
Redacción por dataPORTUARIA