El escenario del mercado petrolero para el año 2026 estará marcado por un cambio geopolítico en la oferta global, con América del Sur emergiendo como un polo de producción creciente fuera de la OPEP+. La entidad financiera JPMorgan proyecta que la expansión del crudo proveniente de Argentina, Brasil y Guyana podría sumar entre 750.000 y 1.000.000 de barriles diarios en el transcurso de un año.
Este incremento productivo regional se producirá en un contexto de inventarios internacionales que ya se encuentran por encima del promedio histórico. Las proyecciones de consumo global se estiman en alrededor de 900.000 b/d, una cifra significativamente menor a los 1,3 millones de b/d que se espera aporten los países no miembros de la OPEP+.

El desfase entre la oferta creciente y la demanda moderada, agravado por la previa acumulación de stocks en economías asiáticas —principalmente China—, reduce la capacidad del mercado para absorber excedentes. Esta dinámica estructural genera una fuerte presión bajista sobre la cotización del crudo.
Para evitar una corrección prolongada y mantener los precios en la franja de $55 a $58 dólares por barril, JPMorgan advierte sobre la necesidad de recortes voluntarios por parte de productores clave. El banco estima que se requerirían ajustes "de al menos 2 millones de barriles diarios desde mediados de 2026" para estabilizar el mercado.
El crecimiento proyectado en Sudamérica proviene de la maduración de proyectos de infraestructura comprometida y el avance en las extracciones offshore y shale:
Brasil: encabeza la tendencia con la entrada en operación de nuevos sistemas flotantes de producción en áreas de aguas profundas. Estas unidades, aprobadas en ejercicios anteriores, habilitarán una capacidad de extracción continua sustancial en los campos de la capa presal, modificando el equilibrio de la oferta no-OPEP+.
Guyana: mantiene una consolidación firme en el segmento offshore a través del bloque Stabroek, caracterizado por tener costos operativos bajos.
Argentina: la formación no convencional neuquina de Vaca Muerta continúa batiendo récords de producción, con extracciones que superaron los 550.000 b/d en septiembre. La culminación de la infraestructura de evacuación, con la puesta en marcha del oleoducto Vaca Muerta Norte y la terminal de exportación Vaca Muerta Sur en 2026, permitirá una capacidad conjunta de hasta 1,3 millones de b/d, habilitando un salto estructural en la colocación de crudo al exterior.

La sustentabilidad de esta producción sudamericana reside en sus bajos puntos de equilibrio. Los proyectos offshore de Brasil y Guyana tienen costos operativos que oscilan entre $25 y $35 por barril, asegurando su competitividad incluso en escenarios de precios deprimidos.
Por su parte, Vaca Muerta maneja puntos de equilibrio ligeramente superiores, entre $45 y $55 por barril. Si bien esto permitiría sostener la actividad básica con precios moderados, un retroceso del crudo Brent hacia la franja baja de los $50 dólares podría reducir la intensidad de la perforación y el completamiento de pozos en la formación.
JPMorgan concluye que esta estructura de abastecimiento "bien repartida" entre crudo pesado (presal) y crudo ligero (shale) posiciona a estos países sudamericanos como estabilizadores parciales de la oferta no convencional en el hemisferio occidental, a pesar de la presión bajista que su propia expansión ejerce sobre los precios.
Redacción por dataPORTUARIA