Durante el China Agribusiness Day, celebrado en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, An Guanghui, consejero económico y comercial de la Embajada china en Argentina, expuso un panorama revelador sobre la dinámica comercial entre China y las naciones sudamericanas. Su presentación, aunque diplomática, subrayó la marcada disparidad entre el volumen de intercambio comercial que Argentina mantiene con el gigante asiático y el logrado por sus vecinos regionales, como Brasil y Chile.
An Guanghui detalló que en 2024, el comercio entre Brasil y China alcanzó la cifra de 188.000 millones de dólares. En contraste, Argentina registró un intercambio de apenas 17.700 millones de dólares, lo que representa una magnitud diez veces menor. Adicionalmente, mientras Brasil obtuvo un superávit comercial de 31.300 millones de dólares con China en el mismo período, Argentina experimentó un déficit de 5.600 millones de dólares.
Otro ejemplo significativo fue el de Chile, cuyas exportaciones de cerezas ascendieron a 3.575 millones de dólares en 2024, con la mayor parte destinada al mercado chino. Este dato resalta cómo un solo producto chileno generó más divisas que el total de las exportaciones de todas las carnes argentinas en el mismo año, evidenciando un modelo de aprovechamiento de nichos de mercado altamente rentable.
Las limitaciones para el desarrollo exportador argentino fueron analizadas en profundidad durante el evento. Eva Blanco Lu, consultora y escritora china, enfatizó la responsabilidad de Argentina en "encontrar la manera de desarrollarse". Este mensaje resonó con las experiencias compartidas por empresarios argentinos.
Federico Bayá, del Comité Argentino de Arándanos, ilustró dramáticamente la situación del sector. Argentina ha visto reducir sus hectáreas cultivadas de arándanos de 4.000 a 2.000. En contraste, Perú, a través del Proyecto Olmos –una ambiciosa obra de ingeniería e irrigación–, ha expandido sus cultivos a más de 25.000 hectáreas en el desierto. Bayá puntualizó que las empresas peruanas gozan de cargas sociales del 7%, en comparación con el 40% en Argentina, un factor crítico en una actividad intensiva en mano de obra.
Además, a pesar de que Argentina tardó más de cinco años en obtener la habilitación sanitaria para exportar arándanos a China, no logra capitalizar este acceso debido a un arancel de ingreso del 30%. Perú, gracias a su Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, exporta anualmente cerca de 40.000 toneladas de arándanos, valoradas en aproximadamente 320 millones de dólares, libres de aranceles. La capacidad de Perú para garantizar disponibilidad de arándanos en contraestación ha creado un mercado en crecimiento constante, proyectando exportaciones por más de 450.000 toneladas.
Bayá concluyó que Argentina, poseedora de "tierra, talento y cultura de trabajo", requiere "condiciones adecuadas para poder exportar", aludiendo a los impedimentos generados por el marco regulatorio y fiscal interno.
La problemática se extiende a otros rubros productivos. En el sector pesquero, el langostino argentino enfrenta un arancel del 5% en China, y el calamar, del 10%. Eduardo Boeiro, de la Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores, resaltó la prolongada solicitud para habilitar el ingreso de centolla argentina para consumo humano, actualmente limitada al reproceso industrial, a diferencia de Chile.
Por su parte, Sergio Raffaelli, de la Cámara Argentina de Legumbres (Clera), destacó a China como un importador clave de legumbres y urgió la habilitación para el ingreso de poroto Mung, porotos Phaseolus (como alubias y cranberries) y garbanzos argentinos, así como la autorización de operación para varias plantas del sector. Carlos Sinesi, de la entidad avícola (CEPA), y Edoardo Fracanzani, de la Cámara Argentina del Maní, también presentaron las oportunidades desatendidas en el mercado chino. El cierre del evento, a cargo de Carla Martin Bonito de COPAL, reiteró la sensación agridulce ante el vasto potencial de China y la persistente dificultad argentina para aprovecharlo.
Redacción por dataPORTUARIA