Ankara ha manifestado su inquietud ante la comunidad internacional por la reciente escalada de ataques dirigidos contra buques comerciales que mantienen vínculos con la Federación Rusa en el Mar Negro. Esta situación, según las autoridades turcas, representa una seria amenaza para la seguridad en el Mar Negro y la estabilidad regional, comprometiendo los principios de la libre navegación y el comercio marítimo internacional.

La postura de Turquía subraya la creciente volatilidad en una de las vías navegables más críticas a nivel global. El país, que ejerce un control fundamental sobre los estrechos del Bósforo y los Dardanelos –puertas de acceso y salida al Mar Negro–, enfatiza la necesidad de salvaguardar las rutas marítimas utilizadas para el transporte de mercancías esenciales, incluyendo granos y productos energéticos.
Las declaraciones turcas no solo reflejan una preocupación por la integridad física de las embarcaciones y sus tripulaciones, sino también por las posibles repercusiones económicas y geopolíticas que tales incidentes podrían generar. La interrupción del flujo comercial en esta región tiene el potencial de afectar las cadenas de suministro globales y exacerbar tensiones preexistentes.
La seguridad en el Mar Negro es un pilar fundamental para el comercio internacional, conectando Europa, Asia Central y Oriente Medio. Cualquier alteración significativa en esta zona puede tener un efecto dominó en los mercados globales y en la estabilidad política de los estados ribereños. Turquía, como actor regional clave y miembro de la OTAN, ha mantenido una posición de equilibrio, buscando mediar en conflictos y asegurar la continuidad de los corredores marítimos.
Los ataques a buques comerciales, independientemente de sus afiliaciones, contravienen el derecho marítimo internacional y elevan los riesgos operacionales para la industria naviera.
Redacción por dataPORTUARIA