Aun antes del inicio formal del ciclo comercial 2025/26, la logística agroexportadora argentina registra un nivel de actividad inusual para esta época del año. Impulsados por una cosecha de altos rendimientos, los embarques de trigo previstos para noviembre se sitúan en 1,2 millones de toneladas, marcando un hito que no se observaba desde la campaña 2003/04.

El dato se desprende del último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), basado en registros de la agencia marítima NABSA. El análisis destaca que el volumen exportado durante el penúltimo mes del año es 2,5 veces superior al registrado en el mismo período de 2024. Este flujo anticipado de mercadería hacia los puertos confirma que la oferta disponible ha roto la estacionalidad tradicional del comercio exterior del cereal.

Competitividad y volumen

Con aproximadamente un tercio de la superficie nacional ya recolectada, la afluencia de camiones a las terminales y la programación de buques evidencian una "supercosecha" en términos de volumen físico. Según los especialistas de la entidad rosarina, la abundancia de granos ha permitido mejorar la competitividad del precio FOB argentino, convirtiéndolo en una herramienta clave para ganar mercados incluso antes de la largada oficial de la campaña.

Este fenómeno de anticipación logística permite descomprimir la presión sobre la infraestructura de acopio y genera un ingreso de divisas temprano, vital para la economía nacional en el cierre del año.

No obstante, el escenario de euforia cuantitativa presenta una contracara cualitativa que preocupa a la cadena comercial. La BCR advierte que los excepcionales rindes por hectárea han provocado una dilución en la calidad del grano, resultando en una menor concentración de proteína.

El informe subraya que, en muchos casos, los lotes no alcanzan el piso estándar del 10,5% de proteína, un parámetro crítico para la industria molinera internacional. Esta deficiencia impacta directamente en la formación de precios, generando castigos o descuentos en la cotización final que percibe el productor.

En consecuencia, el sector enfrenta una paradoja de rentabilidad: si bien los márgenes se ven favorecidos por el volumen récord y la eficiencia logística, se ven limitados por el valor unitario de una mercadería que, al presentar menor calidad panadera, pierde fuerza en la negociación frente a la demanda global más exigente.

Redacción por dataPORTUARIA