En una demostración de cohesión política inusual, la Asamblea Nacional de Francia consolidó esta semana su rechazo frontal al Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. A través de una resolución aprobada por unanimidad —con 245 votos a favor—, los legisladores instaron al gobierno francés a oponerse formalmente a la firma del acuerdo en su redacción actual, enviando una señal contundente a la Comisión Europea.
La moción, impulsada originalmente por el bloque de La France Insoumise, logró transversalizar el descontento, uniendo a diputados de todo el espectro ideológico bajo la bandera de la protección agrícola nacional. El argumento central esgrimido en el recinto apunta a la existencia de una competencia asimétrica: los parlamentarios sostienen que la apertura comercial colocaría a los productores franceses en desventaja frente a la oferta sudamericana, la cual, según denuncian, opera con estructuras de costos significativamente menores.
Más allá de las cuestiones arancelarias, el debate puso el foco en las barreras para-arancelarias y la normativa ambiental. Los legisladores expresaron su preocupación por lo que consideran una falta de armonización en los estándares productivos. Específicamente, alertaron sobre el ingreso de alimentos elaborados con insumos —como ciertos pesticidas, antibióticos y promotores de crecimiento— cuyo uso está estrictamente restringido o prohibido dentro del territorio de la Unión Europea.
En este sentido, la exigencia parlamentaria gira en torno a la implementación de "cláusulas espejo", mecanismos legales que obligarían a los productores del Mercosur a cumplir con las mismas exigencias sanitarias y ambientales que sus pares europeos para poder acceder al mercado común.
Aunque la resolución votada no posee carácter vinculante jurídico, su peso político es determinante. La votación llega en un momento crítico, semanas antes de que el acuerdo, cerrado políticamente en 2024 tras un cuarto de siglo de negociaciones, enfrente instancias de validación definitivas en Bruselas.
El ministro delegado para Europa, Benjamin Haddad, recogió el guante y ratificó la postura del Palacio del Elíseo, asegurando que el proyecto "no es aceptable en su estado actual". El funcionario reiteró la necesidad de incluir salvaguardas robustas que protejan al sector primario francés y garanticen el cumplimiento de los compromisos climáticos, alineando la postura gubernamental con el reclamo legislativo y complicando el escenario para la ratificación final del bloque europeo.
Redacción por dataPORTUARIA