La campaña gruesa argentina enfrenta uno de sus arranques más complejos de los últimos años debido a la persistencia de los excesos hídricos. Los datos oficiales de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) indican que solo se ha cubierto el 24,6% de las 17,6 millones de hectáreas proyectadas para soja, situando la actividad 3,3 puntos por debajo del promedio de las últimas cinco campañas.
La geografía del problema se extiende más allá de la región núcleo. En el centro-norte y oeste bonaerense, la jefa de Estimaciones Agrícolas de la BCBA, Cecilia Conde, confirmó que la falta de piso impide el ingreso de maquinaria, una postal que se agrava en la cuenca del Río Salado, donde la entidad Carbap estima que 5,8 millones de hectáreas se encuentran fuera de producción por anegamientos o intransitabilidad, con pérdidas estimadas que superan los USD 2.000 millones.

La región agrícola núcleo es el foco de mayor preocupación. El jefe de Estimaciones de la BCR, Cristian Russo, alertó que la siembra de soja de primera "ya está muy atrasada" y que la ventana óptima —generalmente establecida hasta el 20 de noviembre— "se está cerrando" con un millón de hectáreas pendientes de implantación.
El informe de la BCR específica que la soja de primera ha avanzado solo al 70%, un retroceso de 25 puntos respecto al ciclo anterior. El ritmo de las lluvias encadenadas complica cada intento de avance. El patrón de precipitaciones cada tres o cuatro días no solo impide la siembra, sino que también provoca el temido planchado de suelos en los lotes ya implantados, generando dudas sobre la correcta emergencia de las plántulas.
El frente de tormenta actual podría dejar 600.000 hectáreas al borde de salir de la ventana de máximos rendimientos, lo que implica una reducción potencial en la productividad final del cultivo.
La situación es crítica en puntos como San Pedro, donde la siembra no supera el 15%, y en el sur de Junín. La intransitabilidad de los caminos rurales, que en muchos distritos se han convertido en "canales", complica incluso la re-siembra de los lotes ya comprometidos. Técnicos consultados coinciden en que, para finalizar la siembra y avanzar con la cosecha de trigo, se requieren varios días consecutivos de buen tiempo, una perspectiva que el pronóstico meteorológico no garantiza.
Redacción por dataPORTUARIA