El comercio agrícola global y la logística marítima se encuentran en una etapa de reajuste, según revela el informe BRS Weekly Dry Bulk. Pese a la recuperación de los tránsitos graneleros en el Canal de Panamá tras la sequía de 2024, las exportaciones de soja de Estados Unidos han modificado su patrón logístico. Desde el acuerdo comercial entre China y EE.UU. en octubre, ningún Panamax cargado con soja estadounidense ha transitado por el Canal, privilegiando la ruta del Cabo de Buena Esperanza.
El desvío por el Cabo de Buena Esperanza añade aproximadamente 20 días de navegación y genera costos adicionales por unos USD 600.000 entre combustible y tiempo perdido. No obstante, la estructura tarifaria actual del Canal de Panamá, incluyendo reservas y movimientos portuarios, ha resultado ser igual o más costosa, con gastos totales que "superan los 600.000 dólares". Este fenómeno ha servido de soporte a los ingresos de los buques Panamax.
En este contexto, Brasil y Argentina ganan terreno en el mercado asiático. Los cargamentos de origen estadounidense pagan un 13% de tarifa arancelaria para ingresar a China, mientras que la soja sudamericana (brasileña y argentina) paga solo el 3%. Esta ventaja arancelaria se traduce en flujos más estables y predecibles desde Sudamérica (principalmente Santos y los puertos del Up-River argentino) hacia Asia. De hecho, la ruta desde el Golfo de EE. UU. a Qingdao vía el Cabo es unas 4.000 millas náuticas más larga que la ruta Santos-Qingdao.

A pesar de la migración de la soja estadounidense, el Canal de Panamá mantiene un rol central para otras cargas clave vinculadas a América Latina. El informe subraya que las exportaciones de carbón de EE. UU. hacia Centroamérica y la Costa Oeste de Sudamérica, así como las importaciones estadounidenses de fertilizantes fosfatados peruanos, aún dependen fuertemente de la vía interoceánica. Esto confirma que, para el comercio intrahemisférico (incluyendo Chile, Perú y Colombia), el Canal sigue siendo un componente vital de su ecología logística.
De cara al cierre de año, Brasil y Argentina se consolidan con una clara delantera en competitividad agrícola hacia Asia, mientras la demanda china será el factor decisivo para el sector, en un contexto donde las importaciones ya alcanzan niveles récord.
Redacción por dataPORTUARIA