El lunes, el contrato de soja a noviembre en Chicago experimentó un incremento de U$S 9,37 por tonelada, rozando los U$S 400 (U$S 392,15). Este ascenso consolidó un escenario alcista a nivel internacional, activado por el acercamiento diplomático y comercial entre las dos principales economías del mundo.
El catalizador fue la Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), donde negociadores de ambos países alcanzaron un "marco sustancial" para futuras conversaciones. Como consecuencia, EE. UU. retiró la amenaza de aranceles del 100% a productos chinos y se espera que China posponga restricciones y, fundamentalmente, reanude la compra de soja norteamericana. Este movimiento alivia la fuerte presión que enfrentan los farmers estadounidenses por la caída de la rentabilidad.
Según estimaciones cautelosas, la potencial demanda china de soja de EE.UU. para el actual ciclo comercial podría oscilar entre 8 millones y 20 millones de toneladas. Una demanda cercana al umbral superior, combinada con la posibilidad de que la cosecha final de EE. UU. sea inferior a los 117,05 millones de toneladas proyectados por el USDA, podría llevar a un racionamiento de la oferta que, históricamente, se traduce en precios más altos en Chicago.
A pesar del fuerte rally en Chicago, el efecto en los precios internos y FOB de la soja argentina presenta matices. Dante Romano, profesor del Centro de Agronegocios de la Universidad Austral, señala que la necesidad de China de reaprovisionarse con soja de EE.UU. se concentra en los meses de noviembre, diciembre y enero.
¿Por qué el impacto es acotado? A partir de febrero, China ya cuenta con una buena cobertura asegurada desde Sudamérica, principalmente de Brasil, que se encamina a una nueva cosecha récord con una siembra acelerada. Esta disponibilidad de oferta sudamericana en el corto plazo limita la duración del impulso alcista generado por la tregua comercial.
En el mercado local, si bien la soja para la nueva campaña se negocia a un nivel elevado, en torno a los U$S 310, el analista advierte que:
La suba en Chicago podría compensarse con una baja en las primas sudamericanas.
Los precios internos podrían quedar prácticamente sin cambios.
El mercado local sigue descontando una incertidumbre fiscal, con valores que reflejan derechos de exportación más cercanos al 17% que al 25,6%.
Más allá del movimiento de corto plazo, este episodio confirma una tendencia estructural: tanto China como EE. UU.buscan reducir su dependencia mutua.
China continuará priorizando a Brasil y Argentina como sus principales proveedores de soja en el mediano y largo plazo.
Por su parte, EE. UU. buscará fortalecer la demanda interna de la oleaginosa, impulsando el sector de biocombustibles. Este cambio en las dinámicas geopolíticas y comerciales marcará la estructura futura del mercado global de soja.
Redacción por DataPortuaria