El mercado de la papa en Argentina atraviesa una situación de baja rentabilidad generada por una sobreoferta histórica y el retroceso del consumo interno. Esta combinación ha provocado un derrumbe en los precios, llevando a miles de productores a tomar la decisión de abandonar la cosecha y dejar que el tubérculo se descomponga en el suelo, al no poder cubrir siquiera los costos básicos de levantamiento.
El valor de la bolsa de 18 kilos se situó en $1.500, lo que representa una baja del 50% respecto a la campaña anterior. El sector estima que, al valor actual, solo se recupera cerca del 20% de la inversión realizada, que ronda entre USD 7.500 y USD 8.000 por hectárea. Alfredo Pereyra, titular de la Federación Nacional de Productores de Papa (Fenapp), aseguró que un productor medio de 100 hectáreas enfrentó pérdidas cercanas a los USD 640.000 en el ciclo.

La situación se agrava por factores climáticos adversos. Las lluvias excesivas provocaron que una parte significativa de la producción se pudriera bajo tierra. Además, el excedente no cosechado complica la rotación de cultivos para la próxima campaña, al requerir tratamientos adicionales antes de la siembra de girasol u otros cereales.
Los problemas de mercado se intensificaron debido a las limitaciones de la industria procesadora, que utiliza papa para productos congelados o snacks. Estas empresas, según denuncias, solo cumplieron parcialmente con los volúmenes pactados (entre el 50% y 60%), lo que obligó a los productores a destinar el excedente a la venta informal o al descarte.

El factor de la sobreoferta se explica por la conjunción de buenas cosechas generalizadas en las diversas regiones productoras del país (que suman entre 90.000 y 100.000 hectáreas, concentrando Buenos Aires el 50% de la producción nacional) y la retracción de la demanda interna. Mario Raiteri, de Coninagro y vicepresidente de la Fenapp, advirtió que la ecuación financiera es "imposible", dado que las altas tasas de interés dificultan el financiamiento de la próxima campaña.
Ante la falta de rentabilidad, los referentes del sector anticipan una reducción del área sembrada para el próximo ciclo. Si bien esto podría generar una futura suba de precios (repitiendo el ciclo de escasez-sobreproducción), la solución de fondo requiere diversificar la salida comercial.

Los productores señalan la necesidad urgente de impulsar una línea de exportación sostenida para equilibrar el mercado. La clave no está en exportar papa fresca (debido a su alto contenido de agua y costos logísticos), sino en incrementar la salida de productos con valor agregado, como los prefritos congelados o la papa semilla, que tienen mejor inserción en mercados de Asia y Europa.
Redacción por DataPortuaria