

¿De qué manera las tensiones geopolíticas y las objeciones de potencias económicas influyen en la agenda climática del transporte marítimo global? Estados Unidos, en conjunto con Singapur, Liberia y Arabia Saudita, ha solicitado a la Organización Marítima Internacional (OMI) de las Naciones Unidas que posponga la adopción de un mecanismo de precio al carbono para el transporte marítimo. Esta solicitud se fundamenta en la incapacidad de los Estados miembros para alcanzar un consenso durante las conversaciones recientes llevadas a cabo en Londres.
Históricamente, Estados Unidos y Arabia Saudita han mantenido una postura de firme oposición a la fijación de un valor a las emisiones de carbono en la industria marítima. Esta posición contrasta con el apoyo continuo a la iniciativa manifestado por la Unión Europea.
El debate escaló con la intervención del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien instó públicamente a los Estados miembros de la OMI a votar en contra de la propuesta. En su plataforma social, Trump calificó la medida como un "nuevo impuesto verde global fraudulento sobre el transporte marítimo" y aseguró que Washington no acatará la decisión si es aprobada.
El analista Omar Nokta, de Jefferies, señaló en una nota para inversionistas que, a raíz de estas tensiones, la reunión de la OMI en Londres parecía "al borde del colapso".
El contexto se complica aún más debido a que, de manera reciente, Estados Unidos había emitido una amenaza de aplicar restricciones de visado y posibles sanciones como represalia directa contra aquellas naciones que votaran a favor de la propuesta de la OMI. Este mecanismo busca específicamente reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generadas por el sector del transporte marítimo.
Redacción por DataPortuaria