

La logística global se encuentra en un punto de inflexión, obligada a repensar su modelo ante la crisis climática, las tensiones geopolíticas y la escasez de recursos. El viejo paradigma de "extraer, producir y desechar" está perdiendo terreno frente a la economía circular, una estrategia que busca mantener los materiales en uso y reducir la vulnerabilidad de las cadenas de suministro.
Los desastres naturales, con pérdidas estimadas en más de 320.000 millones de dólares en 2024, están afectando rutas, puertos y centros de distribución, lo que encarece los costos logísticos y expone la fragilidad del sistema. Paralelamente, la escasez de minerales estratégicos y el retiro de aseguradoras de zonas de alto riesgo climático están presionando a las empresas a buscar soluciones más resilientes.
Frente a este panorama, las empresas están adoptando un enfoque más regenerativo. ¿Qué implica este cambio? La logística inversa se vuelve un eslabón fundamental, permitiendo recuperar y reciclar productos y materiales. Este enfoque no solo reduce la huella ambiental, sino que también protege a las empresas de la volatilidad del mercado internacional y de los costos asociados a las materias primas.
La transición hacia modelos circulares promueve la colaboración entre sectores. Fabricantes, recicladores y operadores logísticos están cooperando para crear cadenas de abastecimiento más cortas y seguras.
Este enfoque colaborativo, junto con el intercambio de datos y la estandarización de procesos, es esencial para la supervivencia económica. En este contexto, la resiliencia, entendida como la capacidad de anticiparse y adaptarse a los cambios, se convierte en el nuevo indicador de competitividad en el mundo de la logística.
Redacción por DataPortuaria
Fuente: MovantConnection