

En un contexto de elevada tensión geopolítica, el Ministerio de Transporte de China ha implementado tarifas portuarias recíprocas dirigidas a buques de propiedad o de bandera estadounidense.
Esta acción se presenta como una contramedida directa a las políticas "erróneas" de Estados Unidos, las cuales previamente anunciaron la aplicación de gravámenes a los navíos chinos, en una escalada de la guerra comercial entre ambas potencias.
A partir del 14 de octubre, la misma fecha en que entrarían en vigor las tarifas estadounidenses, los buques con vínculos con los Estados Unidos —incluyendo propiedad, operación, bandera o construcción— estarán sujetos a una tarifa de 400 yuanes (56 dólares) por tonelada neta por cada viaje a puertos chinos.
La normativa establece que esta tarifa podrá aplicarse hasta un máximo de cinco viajes anuales por buque y se incrementará de manera progresiva hasta alcanzar los 1.120 yuanes (157 dólares) por tonelada neta en 2028.
Este anuncio, que precede a las próximas conversaciones entre el presidente Donald Trump y el líder chino Xi Jinping, se suma a otras restricciones comerciales recientes impuestas por Beijing, como los controles a las exportaciones de tierras raras y tecnología de baterías de litio. Aunque algunos analistas han señalado que el impacto en el comercio y las tarifas de flete podría ser limitado, el movimiento chino no es meramente simbólico, ya que se dirige a una porción de la flota global.
Sin embargo, ¿cómo impactará a la industria naviera a largo plazo? La consultora Reddal estima que las tarifas de Estados Unidos podrían costarle a las diez principales navieras del mundo hasta 3.200 millones de dólares solo en el próximo año, lo que subraya la seriedad de estas medidas para el transporte marítimo global.
Redacción por DataPortuaria