

Según ejecutivos de la industria, la demanda de gas natural licuado (GNL) como combustible marino se duplicará, como mínimo, para el año 2030. Este pronóstico se fundamenta en un panorama de abundante suministro futuro y en el endurecimiento de las regulaciones sobre emisiones, factores que están impulsando de manera significativa los pedidos de buques diseñados para operar con este tipo de carburante.
Actualmente, unos 781 buques de doble combustible pueden utilizar GNL, de acuerdo con datos de la certificadora naval DNV. Las proyecciones indican que, basándose en la cartera de pedidos actual, el número de embarcaciones ascenderá a 1.417 para 2030, una cifra que se espera aumente a medida que se confirmen nuevos encargos.
El GNL se está posicionando como una opción líder en la descarbonización del transporte marítimo, un sector que contribuye con cerca del 3% de las emisiones globales. A diferencia de otras alternativas más limpias como el metanol y el amoníaco, que enfrentan importantes obstáculos de suministro e infraestructura, el GNL se beneficia de una infraestructura ya existente. “Los propietarios, en última instancia, elegirán el combustible que ofrezca el menor costo”, comentó Tuomas Maljanen, director asociado de GNL y nuevas energías en la correduría marítima Fearnleys.
Beneficios ambientales y proyecciones de demanda
El reabastecimiento con GNL reduce las emisiones del fueloil en un 19% en términos de “well-to-wake” (desde la extracción hasta el uso final), según la naviera Mitsui O.S.K. Lines. La compañía opera 15 buques de doble combustible con GNL y tiene otras 42 embarcaciones en pedido.
Se prevé que la demanda global de GNL y bio-GNL como combustible marino supere los 4 millones de toneladas para fines de 2025 y se duplique para 2030, según Jo Friedmann, vicepresidente de investigación de la cadena de suministro en Rystad Energy. Por su parte, la energética francesa TotalEnergies espera que la demanda se dispare hasta los 15 millones de toneladas para el mismo año.
La regulación europea FuelEU
, que entró en vigor este año, limita la intensidad de carbono del combustible para los barcos que recalan en sus puertos, y se espera que impulse la adopción del GNL. Además, un comité de la Organización Marítima Internacional (OMI) votará una norma que impondrá tarifas por emisiones a los buques que no cumplan los estándares a partir de 2028.
La entrada en vigor de estas regulaciones globales será clave, ya que la actividad de abastecimiento de GNL sigue siendo muy sensible a los precios. Según datos de S&P Global, el GNL como combustible marino fue, en promedio, más costoso que el fueloil durante los primeros nueve meses del año. Sin embargo, se espera que el exceso de oferta de GNL previsto para finales de la década ejerza una presión a la baja sobre los precios.
Redacción por DataPortuaria