

Un nuevo informe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) subraya que el transporte marítimo global atraviesa un período de profunda incertidumbre. Pese a haber registrado un notable crecimiento del 6% en toneladas-milla en 2024, las proyecciones para 2025 son mucho más conservadoras, con un aumento esperado de apenas 0,5% en los volúmenes transportados. Esta discrepancia refleja un fenómeno en el que los buques se ven obligados a navegar distancias más largas sin que ello se traduzca en una mayor carga, un factor que eleva los costos y genera imprevisibilidad en los plazos de entrega.
La UNCTAD atribuye esta situación a tensiones geopolíticas, la imposición de nuevos aranceles y la implementación de medidas proteccionistas que están reconfigurando las rutas comerciales tradicionales. Estas alteraciones no solo encarecen la logística, sino que también modifican los flujos de bienes estratégicos y, en el contexto de la transición energética, dan lugar a nuevas dinámicas en el comercio de minerales críticos y gas natural.
Puertos e infraestructura bajo la lupa
La presión se extiende a los puertos, que enfrentan una creciente congestión y tiempos de espera más prolongados. El informe señala que, en 2024, el promedio de espera superó las 12 horas en muchos países en desarrollo, lo que afecta la eficiencia de toda la cadena de valor y aumenta los costos para importadores y exportadores.
Para contrarrestar este escenario, la UNCTAD enfatiza la urgencia de invertir en una infraestructura portuaria sostenible, resiliente y digitalizada. Herramientas como las ventanillas únicas y los sistemas comunitarios portuarios han demostrado su capacidad para reducir demoras, aunque su implementación sigue siendo desigual. A su vez, la ciberseguridad se consolida como un pilar fundamental en la medida en que los procesos de digitalización se extienden.
El informe destaca la volatilidad extrema en las tarifas de flete. El índice de fletes de contenedores de Shanghái (SCFI) ha mostrado picos de hasta 5.000 dólares por contenedor, con bruscas fluctuaciones. Esta inestabilidad impacta de manera desproporcionada en las economías en desarrollo, encareciendo sus importaciones y erosionando su competitividad exportadora.
En el plano ambiental, la industria marítima se enfrenta al reto de reducir su huella de carbono. Las emisiones de gases de efecto invernadero de los buques aumentaron un 5% en 2024, y solo una fracción de la flota global opera con combustibles alternativos. La Organización Marítima Internacional (OMI) planea adoptar un marco global de emisiones netas nulas para 2028, lo que requerirá una renovación masiva de flotas y una considerable inversión en infraestructura.
Además de los desafíos económicos y ambientales, el informe pone de manifiesto el "lado humano" de la logística marítima. En 2024 se registró un número récord de casos de abandono de marinos, un problema que socava la seguridad y la estabilidad laboral del sector.
La secretaria general de UNCTAD, Rebeca Grynspan, concluye que la transición hacia nuevos sistemas, rutas y tecnologías debe ser equitativa y fortalecer la resiliencia de las economías, no agravar su vulnerabilidad. La agenda del sector, por lo tanto, exige una cooperación global para estabilizar las políticas comerciales, proteger a las economías más frágiles y acelerar una modernización que equilibre eficiencia, sostenibilidad y resiliencia.
Redacción por DataPortuaria
Fuente: Infobae