miércoles 24 de septiembre de 2025 - Edición Nº1851

Actualidad | 23 sep 2025

La otra cara del transporte marítimo

Un mar de desafíos: La industria naviera en la encrucijada de la sostenibilidad.

El fuelóleo utilizado por la mayoría de la flota mercante mundial emite contaminantes que no solo afectan la salud de millones de personas, sino que también causan daños a los ecosistemas marinos. A pesar de las normativas internacionales, la industria continúa empleando fuelóleo y gasóleo de baja calidad, lo que exacerba el impacto ambiental y sanitario.


Por: DataPortuaria

El transporte marítimo, columna vertebral del comercio global, se ha convertido también en un foco silencioso de contaminación atmosférica. La Organización Marítima Internacional (OMI) estima que la flota mercante es responsable de casi una quinta parte de las emisiones globales de óxidos de nitrógeno (NOx) y cerca del diez por ciento de las de óxidos de azufre (SOx).

Estos gases no se quedan en alta mar: impactan directamente en las ciudades portuarias, donde viven millones de personas expuestas a un aire cargado de compuestos tóxicos. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos, la polución de los buques provoca más de sesenta mil muertes prematuras cada año y genera un gasto sanitario superior a doscientos treinta mil millones en atención médica, principalmente por enfermedades cardiorrespiratorias.

El fuelóleo, principal combustible de los buques, contiene hasta dos mil veces más azufre que el gasóleo utilizado en automóviles. Al quemarse, libera dióxido de azufre (SO₂), que al combinarse con la humedad se transforma en lluvia ácida. El resultado es un cóctel de efectos nocivos: acidificación de los océanos, deterioro de infraestructuras costeras y un aire urbano cada vez más irrespirable.

El impacto alcanza también a los ecosistemas marinos. Los derrames de hidrocarburos, las aguas residuales y los desechos de los combustibles deterioran hábitats costeros, afectan la biodiversidad y ponen en riesgo la seguridad alimentaria de comunidades que dependen de la pesca. El sector marítimo se ha convertido en una fuente multifacética de polución, que degrada tanto la atmósfera como los ecosistemas marino

A este escenario se añade una problemática regulatoria. La ISO 8217, publicada por la Organización Internacional de Normalización (ISO), con sede en Ginebra, establece los parámetros de calidad que deben cumplir los combustibles marinos, incluyendo límites de azufre, densidad, viscosidad y la presencia de partículas sólidas. Aunque esta norma se actualizó en 2017 y 2024 para endurecer los controles, un análisis del mercado del búnker reveló que siete de cada diez transacciones aún se realizaban bajo el estándar de 2010, e incluso algunas bajo la versión de 2005.

Esta inercia del mercado permite la circulación de combustibles más económicos pero más contaminantes, perpetuando tanto los daños a la salud como los riesgos técnicos para las embarcaciones.

En segundo lugar, pero no menos relevante, los contaminantes afectan la maquinaria naval. Según la empresa de ingeniería Donaldson, las partículas sólidas, el agua y los microbios presentes en el fuelóleo generan corrosión y obstrucciones que reducen la vida útil de los motores. Estos problemas técnicos no solo incrementan los costos de mantenimiento, sino que también disminuyen la eficiencia de combustión, lo que libera aún más contaminantes al aire.

Argentina permitirá el uso de biocombustibles en el transporte marítimo |  Tendencia de Noticias

Ante este panorama, la solución no reside en paliar los efectos de los combustibles fósiles, sino en avanzar hacia opciones más limpias. El metanol ya se perfila como la alternativa de transición más viable: más de 150 buques fueron encargados en 2024 para operar con este combustible.

Los biocombustibles, producidos a partir de aceites vegetales o biomasa, también ofrecen una ventaja crucial: pueden utilizarse en gran parte de la infraestructura naval existente. Aunque su producción todavía es limitada y más costosa que el fuelóleo, su impacto ambiental y sanitario es menor.

El transporte marítimo, responsable de movilizar más del 80% de las mercancías a nivel global, no podrá mantener su rol sin un cambio de rumbo energético. Apostar por biocombustibles y tecnologías limpias no es solo una cuestión ambiental, es una inversión en salud y en el futuro del comercio global.


Redacción por DataPortuaria

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