

El trueque, una práctica comercial considerada obsoleta, está resurgiendo en el comercio exterior de Rusia por primera vez desde la década de 1990, como un método para sortear las sanciones occidentales. Empresas rusas, bajo la constante presión de las restricciones financieras, están optando por intercambiar productos como trigo por automóviles chinos o semillas de lino por materiales de construcción.
El regreso de este modelo de intercambio evidencia el impacto de la guerra en Ucrania y la anexión de Crimea en la economía rusa, que ha llevado a una distorsión significativa en sus relaciones comerciales. A pesar de los crecientes lazos con China e India, las empresas rusas enfrentan el temor de que los bancos de estos países sean objeto de sanciones secundarias por parte de Estados Unidos, lo que ha generado la necesidad de encontrar alternativas al sistema de pagos tradicional, como el sistema SWIFT. Este contexto ha reactivado un método de comercio que no se usaba a gran escala desde el colapso de la Unión Soviética en 1991.
Ante este panorama, el gobierno ruso ha tomado medidas para facilitar el trueque. En 2024, el Ministerio de Economía de Rusia publicó una detallada "Guía para transacciones de trueque", aconsejando a las empresas cómo utilizar este método y sugiriendo la creación de una plataforma comercial para facilitarlo.
El documento señala que estas transacciones permiten el intercambio de bienes y servicios sin la necesidad de transferencias internacionales, una solución directa a las condiciones de las sanciones.
Aunque el valor total de estas operaciones es difícil de cuantificar debido a la opacidad del trueque, fuentes comerciales y analistas han confirmado a Reuters que la práctica es cada vez más frecuente.
Según Maxim Spassky, de la Unión Ruso-Asiática de Industriales y Empresarios, el auge del trueque es "un síntoma de la desdolarización, la presión de las sanciones y los problemas de liquidez entre socios".
La práctica se diferencia de la década de los 90, cuando era impulsada por la falta de liquidez; hoy, aunque el dinero existe, las sanciones complican las transacciones en monedas como el dólar y el euro.
Reuters pudo identificar ocho transacciones de trueque, incluyendo el intercambio de vehículos chinos por trigo ruso, y de semillas de lino por materiales de construcción. Los expertos estiman que una de estas operaciones rondó los 100.000 dólares. Otras transacciones involucraron el envío de metales a China a cambio de maquinaria.
Además del trueque, otras alternativas que han surgido para eludir las sanciones incluyen el uso de "agentes de pago", que por una comisión facilitan transacciones; el uso de la sucursal del banco estatal ruso VTB en Shanghái; o el uso de criptomonedas vinculadas al dólar.
Según Sergey Putyatinsky, vicepresidente de una importante firma financiera rusa, “la economía sobrevive y las empresas aplican simultáneamente entre 10 y 15 métodos de pago diferentes”, lo que demuestra la complejidad y la falta de una solución única para eludir las restricciones.
Redacción por DataPortuaria