

El levantamiento de la barrera sanitaria en el Río Colorado, aunque generó preocupación entre los ganaderos de la Patagonia, puso el foco en un negocio que ha crecido de manera sostenida: la producción de forrajes. Con la mirada puesta en el maíz, la alfalfa y la remolacha forrajera, la región busca consolidar un clúster de maíz propio para abastecer a su ganadería.
Maizar ya testea genética en la zona, y Aapresid se entusiasma con el potencial de la región.
Según Guillermo Paile, de Aapresid, y Lucio Reinoso, secretario de Agricultura de Río Negro, el Valle Medio y el Valle Inferior tienen un gran potencial para el desarrollo de cultivos estivales.
La zona se asemeja al "Corn Belt americano" por su latitud y gran amplitud térmica, con una fuerza del sol que es clave para el rinde del maíz.
A pesar de que el régimen de lluvias es bajo, la incorporación del riego permitiría dejar de lado los generadores de energía a gasoil y aprovechar la heliofanía de la región. Sin embargo, para concretar el potencial, se necesita una fuerte inversión en infraestructura energética, ya que el suministro actual no alcanza para impulsar el riego presurizado.
El área total que se analiza para el cultivo de maíz es de no menos de 1,5 millones de hectáreas, con una rotación en la que se busca trabajar con alfalfa y remolacha forrajera. Para Maizar, conformar un clúster local es fundamental para que se animen los productores e inversores.
La flexibilización de la barrera sanitaria, una decisión que Reinoso calificó de “inconsulta”, generó una gran incertidumbre entre los productores que estaban invirtiendo en equipos y en agricultura, ya que la barrera complica el status sanitario del ganado, principal comprador de la producción maicera.
Redacción por DataPortuaria