

El mercado global de soja transita septiembre con señales mixtas. Mientras Estados Unidos busca reactivar las compras chinas en vísperas de su nueva cosecha, Brasil y Argentina refuerzan su papel como proveedores estratégicos desde la costa este de Sudamérica (ECSA). Según proyecciones de BRS Dry Bulk, Brasil alcanzará las 112 millones de toneladas de soja, con un aumento interanual del 10%, mientras que Argentina exportará 30 millones de toneladas de harina de soja, un incremento del 2%.
El desempeño brasileño no estuvo exento de fricciones. En agosto, los productores optaron por retener ventas a la espera de precios más atractivos, lo que redujo el flujo de granos. A esto se sumaron cuellos de botella logísticos, con filas de buques en los principales puertos que limitaron los embarques. En contraste, el complejo sojero argentino gana espacio en el mercado internacional, beneficiándose de una industria de molienda consolidada, con mayor capacidad instalada y precios internos más firmes que respaldan la posición de los exportadores. La estrategia de exportar harina de soja, un producto de mayor valor agregado, refuerza la competitividad argentina.
A partir de septiembre, la entrada de la nueva cosecha estadounidense introduce una presión adicional sobre los precios. Aunque el presidente Donald Trump insiste en que China aumente sus adquisiciones de soja, la falta de definiciones comerciales mantiene la incertidumbre sobre los flujos globales. Este escenario impacta directamente en el transporte marítimo.
BRS Dry Bulk señaló que los flujos de granos desde la ECSA hacia Asia están extendiendo las distancias, lo que llevó a contratar buques por mayor tiempo y mantuvo la presión sobre el mercado de fletes internacionales.
Redacción por DataPortuaria