

Esta recomposición del mapa agrícola se produce tras un año de cambios impulsados por el temor a la chicharrita del maíz, una plaga que generó preocupación entre los productores. La nueva estimación consolida las proyecciones que apuntan a un regreso a la proporción habitual de cultivos de verano, con una apuesta firme por el maíz y el girasol.
El maíz recuperaría el terreno perdido en la campaña anterior, con un área de 2,8 millones de hectáreas, lo que representa un incremento del 13% y unas 300.000 hectáreas adicionales. Por su parte, el girasol mantiene su tendencia alcista y consolida el "boom" de los últimos años. Con 254.500 hectáreas proyectadas, el cultivo crecería un 20% respecto al año anterior y alcanzaría la mayor superficie sembrada en los últimos 18 años.
En contraposición, la soja, aunque seguirá siendo el cultivo de mayor superficie con 4 millones de hectáreas, perdería el mismo volumen que gana el maíz. El maní, del que Córdoba es el principal productor nacional, retrocedería un 14% hasta las 268.100 hectáreas, y el sorgo caería un 27%, quedando en 127.100 hectáreas.
Según el informe de la BCCBA, la elección de los productores se basó en la rentabilidad esperada y en el precio de los cultivos. También fueron determinantes el pronóstico climático y la preocupación por el achaparramiento, una plaga que afectó la planificación de siembra de soja, maíz y sorgo. Los esquemas de rotación también se mencionaron como un factor complementario en las decisiones.
El panorama climático ha sido favorable para las siembras, ya que julio cerró con lluvias por encima del promedio histórico en toda la provincia, lo que permitió una buena recarga de los perfiles de suelo. Estas condiciones, junto con las precipitaciones de la última semana, alientan el desarrollo de los cultivos en la región.
Redacción por DataPortuaria