

La logística transatlántica se ha visto afectada por la decisión de Estados Unidos de eliminar la exención aduanera para paquetes con un valor inferior a 800 dólares. A partir del 29 de agosto, estos envíos ya no estarán libres de aranceles, lo que ha llevado a la mayoría de los servicios postales europeos a suspender temporalmente el envío de mercancías al país norteamericano.
Esta medida impacta directamente en la cadena de suministro global, en particular en la paquetería vinculada al comercio electrónico. La situación plantea desafíos inmediatos en términos de tiempos de tránsito, costos y procesos operativos.
Operadores postales de países como España, Italia, Francia, Alemania, y el Reino Unido, entre otros, han confirmado la suspensión de los envíos de paquetería. La mayoría ha señalado que los plazos para adaptarse a los nuevos requisitos aduaneros, que incluyen el pago anticipado de aranceles y la aplicación de una tasa del 15% a los paquetes de la Unión Europea, fueron demasiado cortos.
En contraste, el servicio postal de Irlanda, An Post, ha optado por mantener los envíos hacia Estados Unidos para evitar retrasos y problemas a remitentes y destinatarios, posicionándose de forma singular dentro del panorama europeo.
El fin de la exención, conocida como "de minimis", no solo afecta a Europa, sino que también tiene como objetivo principal limitar la entrada masiva de paquetes de bajo valor provenientes de Asia, en particular de los grandes operadores de comercio electrónico de China. Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP), en 2024 se procesaron más de 1.300 millones de envíos bajo este régimen, lo que demuestra un crecimiento exponencial.
La nueva normativa exige que todos los paquetes paguen derechos de importación antes de ser despachados, lo que aumenta la complejidad logística y reduce la competitividad de los envíos de bajo costo. Además, Estados Unidos justificó la medida como un esfuerzo para combatir prácticas irregulares, como el uso del régimen exento para el contrabando de drogas.
La suspensión europea ha puesto de manifiesto la dependencia de la cadena de suministro transatlántica en la paquetería de bajo valor. Miles de pequeños comercios y consumidores verán interrumpidas sus operaciones hasta que se definan procedimientos claros. La falta de directrices detalladas sobre devoluciones, responsabilidades y controles genera un vacío operativo que afecta tanto a empresas como a clientes.
En respuesta, las compañías postales europeas ya trabajan en alternativas para garantizar la continuidad del servicio. Algunos operadores exploran soluciones conjuntas con sus pares estadounidenses para implementar sistemas electrónicos de declaración anticipada de impuestos, un requisito clave para cumplir con las nuevas regulaciones.
Esta decisión marca un punto de inflexión en la logística internacional. La liberalización que impulsó el crecimiento del e-commerce se enfrenta ahora a un nuevo escenario de mayores controles y costos. El desafío para la logística global será adaptarse a esta operativa más compleja sin perder la eficiencia y la conectividad.
Redacción por DataPortuaria