

La temporada de pesca de langostino en Argentina, que tuvo un inicio tardío por un largo conflicto gremial, ha comenzado con un escenario excepcional. La flota tangonera congeladora regresó al mar y se encontró con un recurso biológicamente privilegiado: el langostino se encuentra en fase madura, con una presencia que desborda en diversas zonas del Mar Argentino.
En las subáreas habilitadas, la flota encontró un panorama de alta calidad: el 65% de los ejemplares capturados corresponden a talla L1 y un 28% a L2, proporciones que se ajustan perfectamente a los estándares de los mercados internacionales más exigentes. El recurso se expande más allá de los límites habituales de la Zona de Veda Permanente de Juveniles de Merluza (ZVPJM), lo que augura un gran potencial.
El impacto de este retorno se sintió de inmediato en Puerto Madryn, el centro neurálgico de esta pesquería, que pasó de la quietud a un movimiento febril. La actividad en los muelles y las plantas procesadoras se reactivó por completo en apenas una semana, irradiando un flujo laboral a otras localidades del litoral argentino.
Con la industria en pleno rendimiento, la mirada se dirige al mercado, donde se definirá el éxito de la temporada. Los signos iniciales invitan al optimismo: la escasez de stock en destinos clave y la renovada demanda de países como Japón, España e Italia, sumados a las primeras operaciones con precios superiores a los del año pasado, dibujan un escenario propicio para una recuperación.
Si bien no se descarta que este repunte sea coyuntural, la esperanza de un ciclo de precios firmes y sostenidos resurge en la industria, que espera que esta marea de abundancia biológica se traduzca en una nueva era de prosperidad para el langostino argentino.
Redacción por DataPortuaria
Fuente: Pescare