

Con un acto que reunió a representantes del arco político, cámaras empresarias, organismos internacionales y referentes del sector científico y social, la Mesa Argentina de Carbono lanzó oficialmente en la Exposición Rural de Palermo su Plan de Desarrollo del Sector Carbono. Se trata de una hoja de ruta con objetivos concretos para convertir a Argentina en un actor protagónico en los mercados internacionales de créditos o “bonos” de carbono.
La propuesta apunta a transformar el extenso capital natural y productivo del país en un motor de desarrollo económico, federal y sustentable, potenciando una economía basada en la naturaleza que combine productividad, exportaciones y beneficios ambientales.
Los créditos de carbono se generan mediante la certificación de actividades que capturan o reducen emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como prácticas agropecuarias y forestales sustentables, energías renovables, eficiencia energética o gestión de residuos. Cada crédito representa una tonelada de CO₂ equivalente y puede ser comercializado por empresas que buscan reducir su huella ambiental.
En este contexto, la Mesa estima que Argentina podría captar entre US$ 460 y 2.377 millones anuales en ingresos por la venta de créditos de carbono agropecuarios y forestales, sin modificar el uso del suelo ni competir con la producción actual. Además, el plan proyecta movilizar hasta US$ 3.800 millones en inversiones privadas y generar más de 70.000 empleos directos e indirectos.
Actualmente, Argentina se encuentra en desventaja frente a países vecinos como Brasil, Colombia o Paraguay, que ya cuentan con normativas específicas para fomentar este sector. En nuestro país, la falta de seguridad jurídica y las restricciones para operar en mercados internacionales limitan el potencial de desarrollo. “Hoy, los créditos argentinos solo pueden comercializarse en el Mercado Voluntario, donde se pagan hasta un 80% menos que en los mercados de cumplimiento”, explicó Juan Pedro Cano, coordinador de la Mesa.
Por eso, el plan propone avanzar con dos medidas clave:
Una Ley Nacional que regule los créditos de carbono, dando certeza sobre su propiedad, naturaleza jurídica e impositiva.
La habilitación para vender créditos en mercados internacionales de cumplimiento, donde el precio y la escala de negocio son significativamente mayores.
Mientras en el mundo ya se contabilizan más de 12.000 proyectos certificados y en América Latina el 22% de los créditos globales provienen de la región, Argentina solo registra poco más de 60 proyectos desde 2005. El plan busca revertir esta situación y posicionar al país como un proveedor confiable y competitivo en el comercio global de reducciones de emisiones.
Las premisas del plan son: una economía basada en la naturaleza (el carbono como activo productivo y exportador), divisas sin deuda ni subsidios (ingresos genuinos sin costo fiscal), inversión verde en el territorio (sin cambiar el uso del suelo), empleo con arraigo (70.000 puestos proyectados), y trazabilidad y competitividad internacional (el carbono como herramienta para sortear barreras comerciales).
“La ventana de oportunidad está abierta”, afirmaron los referentes del plan.
Con decisión política y reglas claras, Argentina puede liderar la oferta de créditos de carbono en América Latina y consolidar un nuevo complejo exportador con impacto global. Argentina tiene un gran potencial no solo para cumplir sus compromisos internacionales, sino también para ser proveedor de reducciones de emisiones al mundo, generando negocios complementarios para el sector agropecuario, la industria, las energías renovables y la foresto-industria, entre otros.
Redacción por DataPortuaria
Fuente: Infocampo