

El principal motor de esta tendencia es el elevado nivel de demanda en el transporte marítimo global. Las tarifas de flete se mantienen firmes gracias a la persistencia de grandes volúmenes de carga y el desvío prolongado de rutas comerciales por el Cabo de Buena Esperanza. Esta medida, adoptada por muchas navieras para evitar las tensiones geopolíticas en el Mar Rojo, ha intensificado el uso de la flota disponible.
Actualmente, no hay buques inactivos ni capacidad ociosa, lo que mantiene operativas incluso a las unidades más antiguas. Los armadores están posponiendo cualquier decisión de retiro, aprovechando al máximo las oportunidades de ingresos en un contexto tan favorable.
La experiencia acumulada por el sector durante los últimos años —marcada por la pandemia, conflictos, aumentos arancelarios y cuellos de botella logísticos— ha influido en la decisión de mantener los buques en operación. Contar con una flota amplia se percibe no solo como una estrategia rentable, sino también como una medida preventiva ante nuevas disrupciones. La necesidad de flexibilidad y capacidad de respuesta ante imprevistos se impone sobre las consideraciones tradicionales de renovación de flota.
La parálisis casi total de las ventas para desguace en lo que va del año se refleja no solo en el número de unidades, sino también en su tamaño: todas las embarcaciones enviadas a reciclaje eran de menos de 1.000 TEU. Esto indica una fuerte retención de tonelaje mediano y grande. El caso más relevante fue el de un buque de 803 TEU (construido en 2005), vendido tras sufrir un incendio severo en el Reino Unido en marzo. Este ejemplo puntual sugiere que las demoliciones en 2025 están más asociadas a accidentes o siniestros que a consideraciones puramente comerciales.
El retraso en el reciclaje prolonga la vida útil de embarcaciones con tecnologías menos eficientes, lo que puede tener implicancias tanto en sostenibilidad ambiental como en capacidad portuaria. Sin embargo, en el actual contexto de presión operativa, las prioridades se centran en asegurar el flujo de bienes y mantener bajos los tiempos de tránsito.
Con la oferta y demanda de transporte marítimo aún en desequilibrio y sin señales inmediatas de desaceleración, todo indica que el mercado de desguace naval seguirá en pausa por un tiempo más. Las próximas decisiones dependerán de cómo evolucionen las rutas comerciales, la geopolítica y la estabilidad general del mercado en los meses restantes del año.
Redacción por DataPortuaria
Fuente: MovantConnection