

Por: Lic. Tomas Caldart
“Empecé como escribiente en la mesa de entradas de un juzgado penal en La Plata”.
Su primer contacto con la justicia fue ingresando y cosiendo expedientes, cuando el soporte todavía era papel.
“Aprovechaba para leer expedientes como estudiante de abogacía, porque estaba en plena carrera. De allí en adelante, su carrera fue un ascenso constante: trabajó como secretario, luego como juez penal en Tres Arroyos, y a los 30 años ya había ganado por concurso su primer cargo como magistrado”.
Desde hace casi 14 años ejerce como juez federal en Necochea, un juzgado con competencia en los partidos de Lobería, Adolfo González Chávez, San Cayetano, Tres Arroyos y Necochea.
“Es un juzgado multifuero, con causas penales, civiles, laborales, contencioso-administrativas, fiscales y migratorias”.
También ha sido juez subrogante en Mar del Plata y está actualmente en terna para la Cámara Federal de esa ciudad.
Su formación se completa con un máster en Derecho Penal en la Universidad de Salamanca, España, y con su rol como docente en la Universidad Atlántida Argentina, donde continúa vinculado a la capacitación de nuevas generaciones de profesionales del derecho.
El nexo entre justicia federal y logística portuaria es permanente.
“Todo lo que tenga que ver con comercio exterior, movimiento portuario, tráfico aéreo o cuestiones aduaneras puede derivar en una causa penal, civil o administrativa”.
Entre los casos recientes destaca la retención de un buque con una deuda impaga:
“Se pidió el interdicto de no zarpar y el embargo. En diez días se resolvió. El barco quedó en rada hasta que se garantizó el pago”.
También se tramitan causas por presunto contrabando de estupefacientes, verificaciones de carga en buques de bandera extranjera, y conflictos entre gremios y operadores logísticos.
“Siempre que se determine que la carga está relacionada con comercio exterior, la justicia federal interviene para garantizar la circulación”.
El juzgado también ha debido resolver incidentes entre Prefectura y embarcaciones por denuncias de averías, y responder ante bloqueos que impedían la salida de granos desde el puerto.
Desde abril, rige en la jurisdicción el nuevo Código Procesal Penal Federal, que reemplaza el viejo modelo inquisitivo por uno acusatorio y oral.
“Antes el juez investigaba y sentenciaba. Hoy el juez es un tercero imparcial: el fiscal acusa, el defensor defiende y el juez decide. Es como un árbitro en un partido de fútbol”.
El nuevo esquema redefine los roles del sistema judicial: el fiscal gana protagonismo en la investigación y el impulso del proceso, mientras que el juez concentra su función exclusivamente en juzgar.
“Es una ecuación mucho más sencilla. El juez se corre de la instrucción y se dedica a impartir justicia con imparcialidad”.
Además, se crearon oficinas judiciales que asumen funciones administrativas, permitiendo que el juez y su equipo se concentren exclusivamente en la tarea jurisdiccional.
“Lo que uno ve en las películas: juicio oral, presencia del acusado, prueba en vivo”,
describe Bibel, destacando que los tiempos procesales pueden reducirse drásticamente.
Bajo su dirección trabajan 22 personas.
“Somos un equipo de trabajo, no mi equipo. Nos enfocamos en ser proactivos, fijar objetivos claros y dar respuesta. Lo peor que hay es una justicia que no responde”.
Más allá de lo técnico, Bibel destaca el valor del compromiso y la calidad humana dentro del equipo judicial: considera que una persona íntegra y empática puede aportar más al servicio de justicia que un jurista brillante con poco trato hacia los demás.
En cuanto al desarrollo profesional del personal judicial, promueve la capacitación constante, la planificación y la experiencia compartida.
“Nos preparamos para los cambios. Asumimos los desafíos con actitud y aprendizaje”.
Esa filosofía también guía su propia función:
“Siento una gran satisfacción cada vez que resuelvo un caso, sobre todo en temas sensibles como salud, previsión social o discapacidad. A veces no hay otra salida que la vía judicial, y es fundamental estar a la altura”.
Finalmente, el juez reflexiona sobre su lugar institucional.
“Me siento libre en mis decisiones. Puedo equivocarme como cualquiera, pero decido con honestidad. Siempre he recibido respeto en Necochea y eso es mutuo”.
Destaca además la importancia de sostener la vocación, de actuar con criterio y de fortalecer el vínculo con la comunidad a través de una justicia que escuche y responda.