

Entre 2009 y 2023, las restricciones a la exportación de minerales industriales se multiplicaron por cinco, generando un impacto directo sobre la logística global. Según el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), solo en 2023 se añadieron más de 500 nuevos productos a los listados de restricciones, consolidando una tendencia en ascenso que afecta especialmente a sectores estratégicos como la energía, la tecnología y la industria pesada.
Uno de los puntos centrales del documento es la concentración geográfica de estas nuevas barreras. China, Vietnam, Burundi, Rusia, República Democrática del Congo, Zimbabwe y Laos fueron responsables del 94% de las medidas introducidas en 2023. Estas restricciones, en muchos casos, adoptan la forma de impuestos a la exportación o prohibiciones directas, y se justifican en legislaciones nacionales que buscan impulsar el procesamiento interno y fortalecer industrias locales.
Este nuevo mapa regulatorio obliga a empresas y gobiernos a reconfigurar rutas logísticas, diversificar orígenes de abastecimiento y anticipar escenarios de escasez. Los productos más afectados son aquellos ubicados aguas arriba en la cadena de valor: minerales en bruto, sin procesar, residuos metálicos y productos de desecho industrial. La OCDE subraya que el reciclado comienza a posicionarse como un insumo estratégico en este nuevo entorno restrictivo.
El informe revela que entre 2021 y 2023, el 14% del comercio mundial de materias primas industriales estuvo sujeto a al menos una medida restrictiva. En el caso del cobalto y las tierras raras, este porcentaje asciende al 67% y 46%, respectivamente, duplicando los niveles de la década anterior. La implicancia para la logística es clara: las cadenas de suministro se vuelven más frágiles, y los importadores quedan más expuestos a interrupciones y aumentos de costos.
En el plano regional, la OCDE destaca que Argentina se ubica entre los cinco países que más restricciones nuevas impusieron entre 2009 y 2023. Esto refleja una política orientada a fomentar el desarrollo industrial interno, pero también plantea desafíos frente a la necesidad de mantener marcos regulatorios estables que permitan integrarse a cadenas globales más exigentes.
El documento concluye que, para evitar una mayor fragmentación del comercio mundial, será clave impulsar acuerdos multilaterales, diversificar proveedores y apostar por tecnologías de sustitución y reciclado. Sin acciones coordinadas, los efectos de estas restricciones podrían amplificarse, afectando no solo a los sectores industriales, sino también a los consumidores finales.
Redacción por DataPortuaria
Fuente: MovantConnection