

En un contexto de creciente competencia con China, Estados Unidos ha iniciado una profunda reestructuración de su cadena de suministro, buscando reducir su vulnerabilidad en sectores estratégicos como los semiconductores, minerales críticos y componentes tecnológicos.
La administración de Joe Biden impulsa esta transformación como parte de una visión de seguridad económica nacional, fundamentada en tres pilares: reindustrialización, diversificación de socios comerciales y promoción del denominado “friendshoring” (traslado de la producción a países aliados).
Entre los sectores prioritarios se encuentran:
Semiconductores: se incentiva su fabricación local a través de la Ley CHIPS.
Minerales críticos: se promueve el abastecimiento desde socios como Australia o países de América Latina.
Tecnología verde: se fomenta la producción nacional de baterías y componentes para energías limpias.
Este giro estratégico no sólo responde a preocupaciones geopolíticas, sino también a los impactos vividos durante la pandemia, cuando los cuellos de botella globales dejaron en evidencia la fragilidad de los actuales esquemas de producción y distribución.
Estados Unidos apuesta a reconstruir una base industrial sólida, apoyada por políticas fiscales, subsidios y alianzas internacionales.
La meta: blindar su economía frente a disrupciones externas y fortalecer su capacidad competitiva frente al avance de China, que aún domina grandes tramos de la cadena global.
Redacción por DataPortuaria
Fuente: MovantConnection