

En una jugada de doble filo, Donald Trump anunció una suspensión temporal de aranceles a 75 países, incluida Argentina, mientras elevó drásticamente las tarifas a los productos chinos al 125%, profundizando la guerra comercial con Beijing.
El Ministerio de Finanzas chino había encendido la mecha con un aumento del 84% en sus aranceles a productos estadounidenses, que se suman al 34% aplicado la semana anterior. Esta acción provocó una caída inmediata de las bolsas internacionales y un incremento en la inestabilidad financiera global.
En respuesta, Trump decidió una contraofensiva sin precedentes, subiendo los aranceles a productos del gigante asiático. Al mismo tiempo, comunicó por su red Truth Social una “PAUSA de 90 días” para aquellos países que no tomaron represalias y optaron por el camino de la negociación, como es el caso de Argentina. Durante ese período, también se reducirá un 10% el arancel recíproco.
Nasdaq Composite +10%
S&P 500 +8%
Dow Jones +7%
Aun así, los niveles se mantienen por debajo de los valores previos al conflicto arancelario. Las acciones del Trump Media and Technology Group también se dispararon un 20%, evidenciando la sensibilidad del mercado ante las decisiones del expresidente.
La disputa comercial entre Estados Unidos y China está alcanzando niveles críticos. Beijing acusó a Washington de actuar “de forma unilateral e irrazonable” y advirtió que los nuevos aranceles apuntan a sectores estratégicos como la agricultura y la tecnología.
Desde la Casa Blanca, se justificaron los aumentos previos —del 104%— señalando las “prácticas desleales” de China. La magnitud de la respuesta china revela el grado de deterioro en las relaciones bilaterales.
Argentina figura en la lista de 75 países beneficiados por la suspensión temporal, que buscarán acuerdos comerciales personalizados, según confirmó el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent. Entre los países interesados también se encuentran Japón, Israel, Corea del Sur, Reino Unido y Australia.
El desenlace del conflicto aún es incierto, pero los mercados e inversores ya internalizan el riesgo de una guerra comercial prolongada. La posibilidad de una recesión sincronizada entre las grandes economías ya no es solo una advertencia académica: es una amenaza real.
Redacción por DataPortuaria - Franco Della Vecchia