

A medida que pasaban los años, fue sumando fechas al calendario de producción: Día de la Madre, Día de los Enamorados, y así hasta consolidar *Cocholate* como una propuesta artesanal con sello propio. “Hoy tengo una marca registrada y muchas ganas de apostar a más”, dice con orgullo.
“Me gusta que la gente se sorprenda al abrir una caja de chocolates y que la experiencia sea completa: visual, gustativa y emocional”.
Como todo emprendimiento, Cocholate no nació sin desafíos.
“Uno de los mayores obstáculos fue la inversión inicial. En 2018 no se conseguían moldes en Argentina y tuve que pedirlos afuera”, recuerda.
Pero conseguir las herramientas era apenas el primer paso.
“Una vez que tuve todo, me di cuenta de que no era tan fácil como lo había imaginado. Me frustraba que no me salieran los bombones como yo quería. Tuve que aprender a manejar el chocolate, las lacas, las herramientas. Fue un proceso”.
Hoy Antonela se destaca por una propuesta que cuida cada etapa: trabaja únicamente con chocolate de cobertura nacional e importado, y el 90% de los rellenos los elabora de forma artesanal, utilizando pulpas de frutas italianas. Bombones de corte, trufas, chocolate en rama, figuras para eventos: Cocholate es un universo de formas y sabores que reflejan la pasión de su creadora.
“Hacer chocolates me conecta con mi creatividad. Me gusta innovar en los rellenos, los colores, las formas. No me gusta hacer siempre lo mismo”.
Conseguir el título de Chocolatier fue uno de sus mayores logros. El otro, sin duda, es el acompañamiento constante de su familia.
“Mis hijos, mi pareja, mis papás, mis hermanos… son los que están siempre, dándome el empujón que a veces me falta para seguir”.
Hoy, ese sueño de tener su propio local está a punto de concretarse. Muy pronto, Cocholate tendrá un espacio físico donde Antonela podrá crear, vender, capacitar y recibir a sus clientes como siempre lo imaginó: con calidez, detalle y pasión por lo que hace.
Su paso por IMPULSA CAPROQ también fue clave en ese crecimiento: “Me ayudó muchísimo a romper el hielo. Las herramientas que nos dan en cada clase son excelentes, y las volvería a hacer. Siempre hay algo más por aprender. Sobre todo la parte administrativa, que es clave para ordenar todo”.
“Lo que más valoro de este camino es haberme animado a empezar. Siempre quise trabajar de lo que amo, y hoy lo estoy haciendo”.
A quienes están pensando en emprender, les deja un consejo con la honestidad de quien sabe lo que cuesta.
“Busquen algo que les guste, que se capaciten, que no se desanimen si al principio es difícil. Va a haber días buenos y malos, pero si amás lo que hacés, el viaje se hace más liviano”.
Cocholate no solo es una marca de chocolates. Es la historia de una mujer que se animó a empezar desde casa, que encontró en el cacao una forma de expresarse y que hoy sigue apostando, con las manos llenas de bombones y el corazón lleno de ganas.