

Tras semanas de tensión en el mar Rojo, el Canal de Suez comienza a recuperar su rol estratégico: según la Autoridad del Canal de Suez (SCA), 166 buques han retomado el paso por la vía egipcia desde febrero, luego de desviar sus rutas hacia el Cabo de Buena Esperanza a raíz de los ataques perpetrados por los rebeldes hutíes.
El restablecimiento parcial del tránsito marítimo responde a una estrategia coordinada por la SCA con las principales compañías navieras desde enero, con el objetivo de normalizar gradualmente la circulación por este corredor clave del comercio internacional. El canal egipcio conecta el mar Rojo con el Mediterráneo, y concentra aproximadamente el 12% del comercio global.
Antes de la escalada del conflicto, el canal había alcanzado en 2023 cifras récord, con 26.434 buques transitando en el año y 10.300 millones de dólares en ingresos, consolidándose como una de las principales fuentes de divisas para Egipto.
No obstante, la crisis en la región provocó un colapso momentáneo en el tránsito, con pérdidas mensuales cercanas a los 800 millones de dólares, según reveló el presidente Abdelfatah al Sisi.
El primer ministro egipcio, Mustafa Madbuli, expresó que se espera una normalización del tráfico para abril, aunque la reanudación de los ataques hutíes, motivada por el cierre del paso humanitario hacia Gaza, ha vuelto a encender las alarmas logísticas.
Si bien un número creciente de embarcaciones ya retomó la vía egipcia, muchas navieras continúan operando con cautela, evaluando día a día la seguridad en la región. La incertidumbre geopolítica condiciona las decisiones logísticas de largo plazo y redefine las estrategias de las principales economías del mundo.
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El Canal de Suez, que acorta significativamente el trayecto marítimo entre Asia y Europa, sigue siendo una pieza central del comercio global y un termómetro de la estabilidad internacional. Su funcionamiento pleno depende ahora de factores que trascienden lo marítimo, y se insertan en el tablero de la diplomacia y la seguridad regional.