

Por: ElBorne.com.ar
El puerto de Quequén enfrenta un escenario crítico en plena campaña de girasol. En las últimas horas, la Avenida Circunvalación se ha convertido en un cuello de botella logístico, con filas de camiones detenidos que, en algunos casos, acumulan hasta 48 horas de espera para completar el proceso de cala y descarga del grano.
La elevada concentración de unidades pesadas en los accesos responde a una combinación de factores: el alto volumen de cosecha, la limitada capacidad operativa en las terminales portuarias.. Esta situación ha generado una saturación inusual en la red vial y demoras que comprometen la eficiencia del sistema exportador.
De acuerdo con los testimonios relevados, los transportistas deben permanecer hasta dos jornadas completas aguardando su turno para la inspección del grano —conocida como cala—, antes de acceder finalmente a las terminales para su descarga.
El impacto logístico trasciende lo estrictamente operativo. Las demoras generan costos adicionales, reducen la rotación de unidades y comprometen la planificación del transporte en otros puntos del país. La falta de infraestructura específica para el manejo de estos picos de demanda en época de cosecha vuelve a quedar en evidencia, en un contexto donde la previsibilidad logística resulta clave para sostener la competitividad del sector granario.
Entre las alternativas que se analizan desde el ámbito público y privado figuran:
Mientras tanto, las recomendaciones para los transportistas incluyen la planificación anticipada de los viajes, la consulta permanente sobre el estado de espera y la coordinación previa con terminales para evitar congestiones innecesarias.
La situación permanece bajo evaluación de las autoridades portuarias y del sector logístico, que trabajan en propuestas para normalizar el flujo vehicular en las próximas jornadas.