El estudio, realizado por Pablo Ginestet para Carbap, revelo que las inundaciones, producto de lluvias que alcanzaron los 400 milímetros en algunas zonas, afectan a 13 distritos de la provincia, principalmente en las zonas central y suroeste. 

Los partidos de Olavarría, Laprida y La Madrid son los más perjudicados, con más de 500.000 hectáreas completamente inundadas y más de 1.450.000 hectáreas gravemente anegadas. Los cultivos de girasol, trigo y maíz han sufrido daños significativos, y la falta de pasturas obliga a los productores a trasladar su ganado a zonas más altas. 

En Bahía Blanca, las pérdidas de ganado menor son considerables, con miles de cabezas de ovinos y porcinos muertos o desaparecidos. Mientras tanto, la región agrícola central experimenta una recuperación gracias a las lluvias, que han revertido la sequía y elevado la humedad del suelo a niveles óptimos para la siembra de cultivos de verano.

Se utilizaron imágenes satelitales de alta resolución para determinar la magnitud de la catástrofe. Según el informe, las zonas más afectadas son las que se encuentran en las cuencas de los ríos Salado y Vallimanca, donde el agua ha alcanzado niveles históricos. Las inundaciones han provocado el anegamiento de cientos de kilómetros de caminos rurales, lo que dificulta el acceso a los campos y la salida de la producción. Además, se reportan daños en viviendas, escuelas y otras construcciones rurales, así como en la infraestructura vial y de servicios.

Las autoridades provinciales y municipales están trabajando en la asistencia a los productores afectados, con la distribución de alimentos, agua potable y medicamentos, así como con la evaluación de los daños y la implementación de medidas de emergencia. Sin embargo, se estima que las pérdidas económicas serán millonarias, con un impacto significativo en la producción agropecuaria y en la actividad económica de la región. 

Las inundaciones en Buenos Aires ponen de manifiesto la vulnerabilidad del sector agropecuario argentino ante los eventos climáticos extremos, que se han vuelto más frecuentes e intensos en los últimos años. 

Fuente: La Nación