

El comercio internacional está viviendo una transformación impulsada por la apertura de nuevas rutas marítimas y la expansión de puertos estratégicos en distintas regiones del mundo. A medida que las cadenas de suministro globales buscan mayor eficiencia y sostenibilidad, la infraestructura portuaria y la conectividad marítima juegan un papel fundamental en el flujo de mercancías.
Latinoamérica ha comenzado a consolidarse como una región clave en el comercio internacional gracias al desarrollo de nuevas rutas marítimas que conectan sus puertos con los principales mercados de Europa y Asia. En 2024, se anunció la apertura de una nueva ruta que conecta puertos del Atlántico Sur en Brasil y Argentina con el sudeste asiático, reduciendo en un 20% el tiempo de tránsito respecto a rutas tradicionales que pasan por el Canal de Panamá.
Además, en el Pacífico, países como Chile y Perú han fortalecido sus conexiones con el mercado asiático mediante rutas directas que evitan escalas innecesarias, lo que ha permitido un incremento en la exportación de productos agroalimentarios y minerales. Estas nuevas rutas no solo reducen costos logísticos, sino que también minimizan el impacto ambiental al acortar las distancias y el consumo de combustible.
La expansión de puertos estratégicos es otra tendencia clave en el comercio internacional. Según un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), más del 80% del comercio mundial se transporta por vía marítima, lo que subraya la importancia de contar con puertos modernos y eficientes.
En África, la expansión del puerto de Mombasa, en Kenia, ha sido un factor decisivo para el comercio en el este del continente. Con la construcción de nuevas terminales de contenedores y la adopción de tecnologías de automatización, el puerto ha incrementado su capacidad operativa en un 30%, atrayendo un mayor flujo de mercancías desde Asia y Europa.
En el Mediterráneo, varios países han ampliado sus puertos para posicionarse como centros logísticos clave entre Europa, África y Asia. La región ha experimentado un aumento significativo en el tránsito de buques portacontenedores, lo que ha generado un impacto positivo en las economías locales y ha mejorado la competitividad de sus exportaciones.
La creación de nuevas rutas marítimas y la expansión de puertos tienen un impacto directo en el comercio internacional, ofreciendo importantes beneficios:
La industria marítima está trabajando en la adopción de combustibles alternativos, como el gas natural licuado (GNL) y el hidrógeno (Foto: Shutterstock)
La tecnología y la sostenibilidad están jugando un papel crucial en la expansión de puertos y el desarrollo de nuevas rutas marítimas. Muchos puertos están adoptando sistemas de gestión digital que optimizan las operaciones y mejoran la trazabilidad de las mercancías. Además, se están implementando tecnologías de automatización en grúas y terminales para aumentar la eficiencia y reducir los tiempos de carga y descarga.
En términos de sostenibilidad, la industria marítima está trabajando en la adopción de combustibles alternativos, como el gas natural licuado (GNL) y el hidrógeno, que ayudan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Asimismo, los puertos están incorporando sistemas de energía renovable y electrificación de muelles para disminuir el uso de combustibles fósiles durante las operaciones portuarias.
En Latinoamérica, la modernización del puerto de Valparaíso, en Chile, ha permitido incrementar en un 25% su capacidad de carga de contenedores, facilitando el comercio con Asia y Oceanía. Por su parte, en Colombia, la ampliación del puerto de Buenaventura ha mejorado significativamente la conectividad del Pacífico, abriendo nuevas oportunidades para el comercio exterior del país.
Además, en el Caribe, varios países han invertido en la ampliación de sus terminales portuarias para aprovechar su ubicación estratégica en rutas hacia Estados Unidos y Europa. Esto ha generado un aumento en el tráfico de mercancías y ha impulsado el turismo de cruceros, contribuyendo al desarrollo económico de la región.
En síntesis, a medida que los países continúan invirtiendo en infraestructuras y adoptando tecnologías avanzadas, el transporte marítimo se consolida como un componente esencial de las cadenas de suministro internacionales. El futuro del comercio dependerá en gran medida de la capacidad de los puertos y las rutas marítimas para adaptarse a las nuevas exigencias del mercado y contribuir a un comercio más ágil y sostenible.
Fuente: Infobae