“Las mujeres hoy tienen más claro cuáles son sus derechos, así como desde dónde tienen que dar pelea para poder manifestarse y expresarse en libertad, sin ser cuestionadas”, expresó María Angélica Bernard.
Lo afirma una mujer que fue la primera en ser elegida concejal en el distrito tras la recuperación democrática en los años 80, que fue asesora legal de la Municipalidad de San Cayetano, jueza de Menores al ponerse en marcha el Departamento Judicial de Necochea en 1988 y actualmente, ya jubilada tras 29 años de labor en la Justicia, preside la Asociación Necochea de Cultura Inglesa.
Bernard, que militó políticamente desde muy joven en el radicalismo (primero en Necochea y luego en La Plata siendo estudiante universitaria), manifestó pertenecer a una generación en la que predominaron aires revolucionarios, no obstante lo cual “siempre había un punto en el que te mandaban a lavar los platos o, si venías con algo innovador, decían que eras loca, siempre había un modo en que el patriarcado te aplastaba en el intento”.
Tras la recuperación de la democracia, fue una de las mujeres protagonistas de la política lugareña siendo elegida concejal por la Unión Cívica Radical. El mismo partido por el que su padre, Leopoldo Bernard, fue legislador. Y su hermano Leopoldo Bernard (h) concejal como ella.

“Por suerte en la misma época Necochea tuvo legisladoras, como Diana Gutiérrez (diputada nacional por el peronismo) y Cristina Azcueta (senadora provincial por la UCR).”, recuerda. No fue fácil. “Para poder abrirnos camino teníamos que trabajar el triple”, acota, señalando que en el justicialismo las mujeres tenían la ventaja de contar con la llamada Rama Femenina.
Su labor como concejal, recalca, fue “una experiencia bastante brava, costó abrirse camino ante el prejuicio, no sólo de los hombres, sino de las mismas mujeres”.
En tal sentido, da cuenta de su propia experiencia familiar. “En mi casa el discurso era que tenía que estudiar porque si lo hacía iba a poder salir adelante, pero cuando me recibí y empecé a trabajar, mi madre comenzó a preguntarme si no dejaba muy solos a los chicos: Son las contradicciones y presiones sociales que las mujeres de mi generación pasaron”.
María Angélica Bernard subraya que “hoy es diferente: a las mujeres les cuesta menos, aunque no mucho. Hoy ganaron la calle y luchan por sus derechos”. En tal sentido, menciona que ha participado en marchas junto a sus hijas. “Es importantísimo lo que uno puede vivir entre ellas y sus nuevas necesidades, sus nuevos mecanismos de expresión, hay toda una lucha que están llevando adelante, que va mucho más allá de la postura sobre el aborto y otras consignas de las que se aferran para criticarlas. Hay toda una seria de cuestiones, que tienen que ver con derechos laborales, posiciones familiares, poderelegir ser madres o no, más alá de la cuestión del aborto, sin la imposición de una supuesta cultura occidental y cristiana que influyó en nuestra generación, según la cual si no había una prole si no había familia”.
Concluyendo sobre el tema, considera que “hoy las pibas tienen menos presiones sociales”.
DERECHO, POLITICA Y JUSTICIA
Abogada de profesión, recibida en la Universidad Nacional de La Plata, Bernard incursionó en la actividad política y fue concejal entre 1985 y 1987. Renunció para ingresar al Poder Judicial. Fue designada Jueza de Menores del Departamento Judicial de Necochea, que comenzó a funcionar el 1 de agosto de 1988. Su creación fue producto de gestiones realizadas por su padre, como legislador provincial por la UCR, y el entonces intendente justicialista Domingo José Taraborelli.
Antes de ser concejal, en 1984 participó de asambleas por la creación del Departamento Judicial que abarcaría a Necochea, Lobería y San Cayetano. El intendente de este último distrito, Juan Carlos Marlats, la convocó para trabajar y se desempeñó como asesora legal del municipio.
“Lo hice ad honorem, sólo cobraba honorarios de los juicios por falta de pago de tasa a la hectárea. No fue un interés económico, más bien una experiencia de formación, fue una experiencia lindísima, siendo muy joven, compartiendo espacios con gente de la que aprendía a vivir y a trabajar”, evoca.
POR UNA “REFORMA ESTRUCTURAL”
Tras casi tres décadas en el Poder Judicial, hoy María Angélica Bernard, considera que es necesaria “una reforma estructural” en la Jujsticia, que “va mucho más allá del Colegio de la Magistratura o el mecanismo para elegirá a los jueces”, porque prevalece “el viejo esquema que se pensó para el Siglo XIX y no para la era de la tecnología y el conocimiento”.
Por eso entiende las críticas que hoy se le hacen al funcionamiento de la Justicia, aunque aclara que no es la misma situación la de la Provincia de Buenos Aires que la de la Justicia Federal, por la que pasan los temas más urticantes e impactantes de los que se hacen eco con mayor énfasis los medios de comunicación.
De todos modos, reconoce que “se viene sosteniendo un sistema hiper burocratizado, al que, con el ánimo de cambiarlo, cada vez lo hacemos más burocrático, porque cada vez se quiere controlar más lo que no se puede controlar”.
Comprende la “tremenda disconformidad” de gran parte de la sociedad con la Justicia, porque “se llevan papeles pero no se resuelven conflictos”, debiéndose “afrontar juicios que duran años”. Y recalca que “si no se resuelve un conflicto laboral, por ejemplo, el judiciable no puede mantener a su familia porque no cobra”, al tiempo que desliza que hay “un contenido algo confuso en cuanto a igualdad”, dado que “hay juzgados que avanzan más con las causas porque en ellos circula más dinero” Y acota, también, que “uno va a la cárcel y siempre los presos son pobres, no vemos ninguno de guante blanco”.
Considera que, si se produjera una reforma estructural de la Justicia, se irían resolviendo “aquellos problemas que hay hoy en Comodoro Py, calle porteña del barrio de Retiro, sede de los Tribunales Federales.
Bernard brega para que haya un consenso, de modo que “pueda pensarse la Justicia desde otros lugares, fundamentalmente desde el lugar del beneficiario, del ciudadano”, acotando que de ese modo “quizás podemos ponernos de acuerdo y empezar esa necesaria reforma estructural. Por ahora, está atravesada por los intereses políticos”.
LABOR EN LA JUSTICIA
Hoy, en su vivienda del Barrio Parque necochense, recuerda con cariño sus años en la Justicia. Fue titular del Juzgado de Menores hasta 2007, en que, reforma de por medio pasó a ser jueza de Responsabilidad Penal Juvenil.
“Disfruté mucho, iba con muchas ganas cada día al Juzgado. Porque me gustaba la especialidad y también la Justicia en sí, como organismo poder del Estado, como algo que está al servicio de la sociedad y del hombre”.
Siempre pretendió “que la Justicia no se agotara en la administración de un papel, porque la Justicia debe estar al servicio del que litiga y no para llevar un papel”. Al respecto añade que desde el Juzgado a su cargo siempre promovió “que el pibe fuera un pibe y no un expediente”.
María Angélica Bernard asegura haber trabajado “para el mejoramiento de la prestación del servicio de Justicia, aportando nuestro grano de arena”. Manifiesta haber “hecho todo lo que pudimos en términos e refundarnos, renovarnos, refuncionalizarnos institucionalmente, informatizándonos cuando la computadora era algo de locos”.
Le tocó vivir tiempos fundacionales en el Departamento Judicial de Necochea, creado a pocos años de la restauración democrática, habiendo heredado un sistema proveniente de tiempos de gobiernos de facto, lo que implicó una serie de cambios, con una mirada diferente, con nuevos actores, nuevos conceptos y la incorporación al sistema de los derechos humanos. “Abrimos en 1988, recogiendo todo ese maremágnum de transformaciones que trajo la democracia, que impactó directamente sobre organismos del Estado”, subraya.
CULTURAL INGLESA
Bernard es integrante de la Cámara de Profesionales de Puerto Quequén (CAPROQ y su ingreso a la entidad se produjo por su carácter de presidente de la Asociación Necochea de Cultura Inglesa, entidad creada en 1950, de cuyo origen fueron responsables sus padres (Leopoldo Bernard y Marta Maggi) junto a Valentina Eseverri de Premrou. Fueron ellos quienes la gestaron y se encargaron de contratar al primer docente Dermott Cavanagh y posteriormente a Renee Chistiansen y Martha González de Bilbao, entre otros recordados profesores.
Creada para difundir valores de la cultura inglesa, para tener un sostén económico luego surgió la academia, en la que se enseña el idioma inglés que se habla en Gran Bretaña (no el americano) en todos los niveles: desde jardín de infantes creado hace pocos años hasta cursos para adultos en forma online, iniciados más recientemente..
“La pandemia nos generó dificultades, pero por otro lado nos permitió darnos cuenta de que estamos preparados para brindar una oferta virtual eficiente”, reflexión Bernard, orgullosa por la construcción de cinco nuevas aulas, realizada en la vieja casona de la calle 57 al 2847, que fuera propiedad de Baldomero Sagaste, reconocido dirigente radical que fuera intendente de Necochea entre 1922 y 1924. Edificación que hoy es patrimonio histórico lugareño.