Como consecuencia de la pandemia del coronavirus y la guerra entre Rusia y Ucrania, el mundo continúa sumergido en una crisis económica que no se observaba desde hace años.
El principal problema es la alta inflación, la cual se ha visto impulsada por las políticas monetarias de los países para fomentar la recuperación de la pandemia. Sin dudas, una solución sería que los Bancos Centrales suban sus tasas. Sin embargo, muchos se mantienen dubitativos al respecto porque temen que una medida de ese tipo genera una recesión.
Sin embargo, Kristalina Georgieva, directora del FMI, tiene muy claro qué es lo que debe hacerse: hay que tomar medidas urgentes para combatir la inflación, ya que el panorama económico global “excepcionalmente incierto” podría empeorar si los precios suben.
Georgieva explicó que la intensificación de la guerra entre Rusia y Ucrania había aumentado la presión sobre los precios de las materias primas y la energía, y que las condiciones financieras mundiales se estaban endureciendo más de lo esperado.
A esto se suma que, al mismo tiempo, las interrupciones relacionadas con la pandemia y los cuellos de botella en la cadena de suministro continuaron pesando sobre la actividad económica. Además, alertó que la presión estaba aumentando sobre los países muy endeudados, y la situación de la deuda estaba “deteriorándose rápidamente”.
