Según un informe de la Red Brasileña de Pesquisa en Soberanía y Seguridad Alimentaria (Penssan), el 60% de los brasileños sufre inseguridad alimentaria, mientras que 33 millones son víctimas diarias de hambre, cifra que no se observaba desde hace treinta años.
El informe detalló que 125,2 millones de personas conviven con algún nivel de inseguridad alimentaria, lo que representa un aumento del 7,2% respecto al 2020 y del 60% en comparación con 2018.
Uno de los datos más preocupantes es que la cifra es similar a la de 1993, cuando había 32 millones de personas con hambre, aunque en ese momento la población de Brasil era 35% menor que ahora.
Por otra parte, en 2018, antes de la asunción del presidente Jair Bolsonaro, el 5,8% de los brasileños pasaba hambre, mientras que en 2020 la cifra aumentó al 9% y en 2022 al 15,5%.
Además, otro de los datos revelados por el informe fue que, en 2022, un tercio de los brasileños aceptó que hizo alguna acción que le causó vergüenza, tristeza o arrepentimiento para obtener algún alimento.
Y, como si fuese poco, también se pueden observar problemas raciales: del 41% que tiene acceso estable a alimentos, el índice en la población blanca es del 53,2%, mientras que entre los afroamericanos es de tan solo el 35%.
Las regiones con más hambre son el norte amazónico, el noreste, la zona rural y los domicilios donde el jefe de hogar es una mujer.
