Finalmente, tras una serie de violentas manifestaciones, el presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, renunció a través de un email.
Rajapaksa había abandonado su país el miércoles, y se dirigió hacia las Maldivas, luego de que cientos de manifestantes invadieran su residencia oficial por la actual crisis económica. Sin embargo, su renuncia la efectuó desde Singapur, su actual destino.
Sri Lanka fue uno de los países más afectados por la pandemia del coronavirus, ya que sus principales ingresos provienen del turismo y de las remesas desde el extranjero.
Actualmente, el país casi no posee reservas porque se utilizaron para impulsar la recuperación de la pandemia. Esto, en parte, hizo estallar la crisis, ya que, ante la falta de dólares, el país no está pudiendo importar una gran cantidad de insumos básicos.
A esto se suma una inflación de más del 45%, que podría llegar al 70% para fin de año, y una deuda externa de US$ 51.000 millones que no se paga desde hace un par de meses.
Respecto a la deuda, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, consideró que China es un acreedor “muy importante” de Sri Lanka y probablemente sería de gran interés para ambos países si el gigante asiático realizara una reestructuración de la deuda.
Sri Lanka le debe unos US$ 5.000 millones a China, aunque algunas estimaciones lo sitúan en casi el doble, mientras que India le ha prestado US$ 3.800 millones y Japón otros US$ 3.500 millones.
